martes, 11 de agosto de 2015

FOBOS: El espíritu de Temor



Hay tres clases de temor. El primero se trata del temor normal o natural que todas las personas sentimos frente a algo que concebimos como amenaza. Este es un tipo de temor que, generalmente, funciona de forma normal con el fin de que los seres humanos puedan reaccionar rápida y eficazmente frente a dicha amenaza. Por ejemplo, cuando alguien nos lanza un objeto hacia nuestro rostro, reaccionamos prácticamente de forma automática cubriéndonos con la mano o esquivándolo, sin que nuestro cerebro se tome el tiempo de pensar algunos segundo en lo que deberíamos hacer. Esto es porque frente a la sensación de temor, todo nuestro cuerpo reacciona con el fin de preservarse. Una de esas reacciones concretas es el aumento de los latidos del corazón y de la adrenalina en el cuerpo, lo cual permite que podamos tener esas reacciones rápidas que ameritan las situaciones que nos atemorizan. Por lo tanto, este tipo de temor o miedo, que es normal y natural en el ser humano, tiene el objetivo de que reaccionemos rápida y adecuadamente frente a alguna situación atemorizante.

El segundo tipo de temor es “el temor de Jehová”. Este tipo de temor es espiritual, y tiene por principal función detener nuestro accionar frente a aquellas cosas que no agradan a Dios. Por ejemplo, cuando un hijo de Dios se enfrenta a una tentación, digamos robar, inmediatamente en él se activa este temor, que proviene del Espíritu de Dios, indicándole que debe detenerse y no concretar aquel pecado. Algunas de las formas en que ese temor puede manifestarse es con una sensación de desagrado o de incomodidad o de amonestación por parte de Dios, o con la simple percepción de que lo que quiere realizar no está bien, sino que mal delante de Dios. De esta forma, el temor de Dios nos detiene para no realizar aquello que desagrada a Dios. 

Proverbios 8:13  El temor de Jehová es aborrecer el mal

Salmos 112:1  Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, y en sus mandamientos se deleita en gran manera.

El tercer tipo de temor es el que proviene del “espíritu de temor”. Este temor tiene la función de detener nuestras acciones o las posibles acciones que podamos realizar para el Reino de Dios. Por ejemplo, es muy común que cuando a una persona se le indica que debe predicar o realizar una labor importante, la persona siente un miedo que lo paraliza y considera dar un paso al costado y no realizar aquello que se le indicó. Esto ocurre porque la persona se enfrenta a pensamientos para detenerla, como por ejemplo que le saldrá mal, que no podrá hablar bien, que se turbará, que se pondrá nerviosa, no sabrá que decir, y un sin número de otros pensamientos que generalmente van acompañado de sensaciones de inseguridad y nerviosismo extremo. Esto se debe justamente al espíritu de temor. Es el espíritu de temor el que habla o susurra estos pensamientos. Es decir que no provienen de la persona misma, sino de ese espíritu. Este espíritu se llama “fobos”. Fobos es la palabra griega usada en el Nuevo Testamento para referirse al miedo o temor, y de ella provienen palabras actuales como “fobia” que son miedos extremos e irracionales hacia algo determinado. 

El espíritu de fobos es un enemigo del hijo de Dios, que busca paralizarlo para que no cumpla el propósito de Dios, para que no pueda establecer el Reino, busca atemorizarlo con sensaciones y pensamientos de temor, este espíritu busca paralizar a su presa. Es por esta razón que hay muchas personas que están paralizadas, que no están haciendo lo que deberían hacer. Por ejemplo, muchos no predican o evangelizan simplemente por el temor, indicando que son tímidos o distintos argumentos que, sin saberlo, no son argumentos propios, sino que son ideas que el espíritu de temor ha sembrado en ellos, y ellos lamentablemente lo han creído. 

Cuando el espíritu de fobos logra paralizar a los hijos de Dios, finalmente logra que el Reino de Dios no se establezca. Pues, como dice la escritura, son los valientes los que arrebatan el Reino, no los cobardes. Los valientes traen el Reino, pero los cobardes lo detienen. Es por eso que la biblia dice que los cobardes e incrédulos tienen su parte en el lago de fuego, junto con los que cometen errores tan grandes como la hechicería o la idolatría. 

Por lo tanto, es posible notar que para Dios este espíritu es realmente muy importante, porque detiene su obra entre sus hijos al paralizarlos. Así mismo, Dios nos ha otorgado la autoridad para vencer a fobos. Él nos ha dado espíritu de poder, de amor y de dominio propio para vencerlo. El poder de Dios en nosotros siempre nos impulsara a cumplir y accionar trayendo su Reino, el perfecto amor hecha fuera todo temor, y el dominio propio nos permitirá controlar nuestra vida, para que podamos decidir libremente cumplir con lo que Dios nos ha ordenado, y ya no obedecer a la voz del espíritu de temor que susurra y habla pensamientos mentirosos a nuestra mente y corazón.

Entonces, el primer tipo de temor es de tipo natural y, generalmente, funciona normal. En cambio, el segundo y tercer tipo de temor son de tipo espiritual, pero el temor de Jehová proviene del Espíritu de Dios, cuyo propósito es generar incomodidad en el creyente para que este decida detenerse y no realizar algo que no agrada a Dios, por otra parte, el temor del espíritu de temor proviene del espíritu de fobos, cuyo propósito es paralizar al hijode Dios de modo que este no pueda hacer aquello que Dios demanda, y de esa forma, detiene el Reino de Dios que solo puede ser arrebatado por los valientes. 

Para vencer este espíritu primero debemos decidir si realmente queremos dejar de seguir siendo sus siervos, pues debemos decidir dejar de obedecer la voz del temor y no hacerle caso cuando esos pensamientos y sensaciones nos ataquen. Debes decidir obedecer a Dios primero, antes que a “tus propios temores” que te paralizan. En consecuencia, debemos destronar a fobos de nuestro corazón y mente. Debemos quitarle su reinado en nosotros, estableciendo que es la voz del Espíritu de Dios la que hablará y guiará nuestras acciones y las obedeceremos aun cuando nos dé temor realizarlas. Porque si queremos realmente arrebatar el reino tendremos que ser valientes.

Mateo 11:12  Y desde los días de Juan Bautista hasta ahora, el reino de los cielos es tomado a viva fuerza, y los valientes lo arrebatan.

2 Timoteo 1:7-8  Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios,

Apocalipsis 21:7-  El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.




Angelo Palomino

viernes, 10 de abril de 2015

El aborto: un plan actualizado de las tinieblas sobre las generaciones


Considero que los hijos de Dios no deben de estar de acuerdo con el aborto por dos básicas razones. Primero porque una acción como lo es abortar no procede de Dios. Y segundo, porque una acción como esa si procede de satanás.

La vida, y el desarrollo de la vida no es un asunto de decisión humana, por el contrario, es un asunto de Dios. Es el quien establece los límites de nuestro tiempo en la tierra, y los propósitos de nuestra vida asociada a dicho tiempo. Esto es, que Dios nos brinda la cantidad de tiempo necesario en la tierra con el fin de que en medio de ese tiempo seamos capaces de andar en sus propósitos, aquellos que él ha dispuesto desde antes de la fundación del mundo. de tal forma, que el tiempo de nuestra vida está en función de los propósitos que debemos alcanzar.

Arrebatar la vida de un bebe por nacer es absolutamente contrario al deseo y el plan de Dios. De hecho el deseo del Dios es darnos vida, por medio de Jesucristo, no quitarla ("el vino a darnos vida, y vida en abundancia"). Aun más, él no solo tiene vida para darnos, además él es vida, la biblia dice que Jesucristo es el camino, la verdad y la vida, nótese, él es la vida. Por lo tanto, estar a favor del aborto es estar absolutamente en contra de lo que es él. Una acción como esta jamás podría venir de Dios, y tampoco debería venir de alguien que cree ser un hijo de Dios.

Por otro lado, no solo el aborto no procede de Dios, sino que además este, con toda seguridad, procede de satanás. Una obra continua de satanás, claramente expresada en la biblia, ha sido justamente arrebatar las vidas de los niños. No siendo un aborto como tal en el sentido de matar al bebe en el vientre, pero si está presente dicho principio de acción. Ejemplos como los de la época de Moisés en Egipto, o los del propio Jesús durante el gobierno romano, dan cuenta e ilustran de este punto. Nótese que ambos fueron, y son libertadores, vinieron a la tierra en un tiempo específico con un propósito claro: traer libertad. Es éste propósito el que satanás quiere entorpecer, y la mejor forma de hacerlo es matando a la generación que trae esa comisión eterna dentro de ellos: la libertad.

Además, matando a una generación de niños no solo se logra estorbar un propósito, también se logra pervertirlo. si hay un pecado que contamina la tierra es el derramamiento de sangre, y sobre todo cuando es de sangre inocente (Números 35:33). La biblia señala que éste es uno de los pecados que más aborrece Dios (Proverbios 6:15-17). Por lo tanto, el aborto solo puede ser un plan de satanás, pues el vino para "robar, matar y destruir". a diferencia de Dios que vino a "darnos vida, y vida en abundancia".

Esta perversión del propósito de Dios es mucho más clara y evidente cuando podemos notar la estrecha relación que existe entre la tierra y el aborto. La última contamina a la primera por medio del derramamiento de sangre, y esto se vuelve vital para satanás al saber que debe matar justamente a una generación que trae en sus lomos la libertad. Porque lo que ha esperado la tierra ansiosamente es justamente la libertad de los hijos de Dios (Romanos 8:19-21), pero si ellos no nacen para poder cumplir su propósito, siendo abortados, no solo la tierra no recibe la libertad anhelada, sino que por el contrario es mucho mas contaminada y esclavizada.

En definitiva, el aborto no puede provenir de Dios, cuya esencia es vida, cuya intención es que como seres humanos vivamos en plenitud de vida, cumpliendo el propósito eterno que nos ha sido asignado. En cambio, el aborto es claramente una acción que proviene de satanás cuya esencia es robar, matar y destruir generaciones, y si puede hacerlo antes de que nazcan mejor aun para él, pues evita los propósitos y contamina la tierra. a la luz de esto, no me extraña entonces que Chile atraviese por situaciones ambientales tremendamente irregulares.

En consecuencia todo hijo de Dios debe rechazar el aborto porque Dios lo rechaza, hacerse parte de esta supuesta "demanda ciudadana", es en verdad hacerse parte de una demanda de parte del infierno, es hacerse parte de la agenda de satanás para nuestro país (y por cierto para las naciones de la tierra). No podemos estar a favor del aborto, todo lo contrario, debemos estar absolutamente en contra de este plan de asesinato masivo de vidas y propósitos eternos. 



sábado, 14 de marzo de 2015

¿Qué hacer cuando nos ofenden? Tres pasos para ser restaurados


La iglesia reúne a una gran variedad de personas, pues aunque la iglesia sea un solo cuerpo, tiene muchos miembros. Siendo así, los conflictos o diferencias entre los miembros puede volverse algo bastante común, porque cada persona tiene sus propias debilidades, preferencias y opiniones. He incluso, distintas formas de entender lo que ocurre en su entorno, y por tanto, distintas formas de proceder frente a determinadas situaciones.

De esta forma, es casi ineludible que llegue algún momento en que tengamos problemas en nuestras relaciones sociales, especialmente al interior de nuestras congregaciones. En consecuencia, es necesario que cada persona en la iglesia sepa que debe hacer cuando un hermano, líder, o Pastor lo ofende o “peca contra él”.

Conocedor de estas tendencias en las personas para entrar en pleitos y diferencias, Dios  ha dispuesto la solución de ellas. Dios ha dispuesto un diseño que puede exponerse en una serie de pasos. Son pasos para alcanzar el perdón, son pasos que debemos hacer vida cuando estemos enojados con alguien a causa de alguna actitud que nos haya molestado.

De acuerdo a Jesucristo hay 3 pasos que debemos seguir cuando nos han ofendido o cuando consideramos que alguien ha hecho algo incorrecto:

“Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Más si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano.” (Mateo 18:15-17)

El primer paso es hablar con la persona en privado, el segundo paso es hablar con la persona junto con otros hermanos que deben ser maduros en la fe, y el tercer paso es decirle a la Iglesia. Por lo tanto, cuando consideres que alguien se ha equivocado, o pecado, o te ha ofendido, todo lo que hable tu boca sobre el tema debe ir desde lo privado hacia lo público.

Lamentablemente las personas en las congregaciones generalmente recorren estos pasos al revés, tienden a ir de lo público a lo privado. Entonces, ¿QUÉ PASOS NO DEBEMOS SEGUIR?

  - Comentar y difundir el asunto a otros hermanos sin haber hablado primero con el afectado (pecado de murmuración. Véase 1 Corintios 10:10, Santiago 4:11-12, y Filipenses 2:14).
-      -  Hablar con la persona pero hacerlo enojado, y sin la intención de llegar al perdón (Dios tampoco te perdonará cuando te equivoques. Véase Mateo 6:14-15, y Santiago 1: 19-20).
        -  No decir nada y guardarse el asunto (pecado de omisión. Véase Santiago 4:17).

Por lo tanto, una persona puede cometer un error o pecar, pero si lo contamos a otros simplemente estamos haciendo lo mismo, es decir, cometiendo un error también, y además pecando de murmuración. Ese camino no tiene ningún sustento celestial, ni muestra en nada la imagen de Cristo.

Es necesario evitar el exponer a nuestros hermanos, dejar de contarles a los amigos u otros, dejar de publicar en Facebook u otras redes sociales nuestros problemas con las personas, y tomar la decisión valiente, y a la vez humilde, de hablar directamente con quien tenemos el problema, dejando de lado el enojo y la ira, porque debemos ser capaces de tener la paciencia que Dios ha tenido con nosotros, y perdonar como él nos ha perdonado.

“Soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro; como Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros” (Colosenses 3:13)

Cuando contamos el error del hermano a otros (o lo publicamos en Facebook como comúnmente ocurre) solo estamos mostrándole a Dios nuestra inmadurez, mostrándole lo carnal que somos. Porque si fuésemos espirituales buscaríamos perdonar y ser perdonados para manifestar restauración. Esta es la ley de Cristo: ser manso pidiendo y entregando perdón.

“Hermanos, aun si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Llevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo. (Gálatas 6: 1–2).

Es menester que sobre el cuerpo de Cristo se desate un manto de amor, para ser vestidos de ese manto. El amor nos solo puede, sino que debe vestirnos, porque por separado podemos ser muy diferentes e imperfectos, pero bajo un manto de amor podemos llegar a ser perfectos. Vestidos de amor podremos cumplir la ley de Cristo.

“Soportándoos los unos a los otros y perdonándoos los unos a los otros, cuando alguien tenga queja del otro. De la manera que el Señor os perdonó, así también hacedlo vosotros. Pero sobre todas estas cosas, vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Cristo gobierne en vuestros corazones, pues a ella fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos” (Colosenses 3: 13-15)

“Sobre todas estas cosas, vístanse de amor, que es el vínculo de la unidad (de la perfección)” (Colosenses 3:13 NBLH).




Angelo Palomino