martes, 24 de septiembre de 2013

Las dimensiones de Dios: la profundidad de su amor.


Job 11:7 -9 ¿Descubrirás tú los secretos de Dios? ¿Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso? Es más alta que los cielos; ¿qué harás? Es más profunda que el Seol; ¿cómo la conocerás? Su dimensión es más extensa que la tierra, Y más ancha que el mar. 

Este versículo nos impulsa a un desafío, a conocer a Dios, a conocer sus dimensiones, a conocer más de Él, el conocimiento acerca de Dios no se acaba, Dios es infinito, ni los cielos lo pueden contener, él ha placido mostrarse y revelarse. 

Efesios 3:18 Espero que puedan comprender, como corresponde a todo el pueblo de Dios, cuán ancho, cuán largo, cuán alto y cuán profundo es su amor. 

Dios es amor y su amor esta dimensionado, en altura, profundidad, anchura y longitud. Su altura nos habla de su mente, sabiduría y sus pensamientos, porque éstos son tan altos como son los cielos de la tierra, su profundidad nos habla acerca de su corazón, sus secretos, sus deseos y riquezas ocultas, su anchura nos habla de su Gracia porque en ella todos caben, y su longitud de su poder, porque él todo lo puede. 

Creo que cuando se trata de la altura y la profundidad, se habla, en términos generales, de lo profético, estás dos dimensiones nos hablan de la distancia de lo profético, es decir, entre la altura y la profundidad de Dios se encuentra lo profético. Por otro lado, cuando se habla de la anchura y la longitud se habla de lo apostólico. 

En esta primera parte nos tomaremos el tiempo para partir comprendiendo la dimensión de la profundidad, y mostrar cómo esta está relacionada con el corazón de Dios. En las siguientes partes se explicarán las demás dimensiones.

Proverbios 2:6 Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. 
Mateo 15:18 Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. 

Las palabras del Señor siempre impartirán una sabiduría e inteligencia sobre nosotros, nos permitirán dar pasos certeros en nuestra vida, su consejo nos direcciona en medio de tanta incertidumbre, sin duda nos ayuda en medio de nuestras incertidumbres y situaciones desconcertantes, pero sin desmerecer aquello, debemos notar que hay algo más, si las palabras de Dios que tanto nos nutren y fortalecen provienen de su boca, ¿cuánto más podrá hacer aquello que proviene de su corazón, que es efectivamente más abundante?, es decir, la boca puede solo expresar quizás una frase, pero detrás de ella hay una abundancia que se sitúa en el corazón, porque de la abundancia del corazón habla la boca, no solo la nuestra sino también la boca y el corazón de Dios porque él nos creó a su imagen y semejanza, por lo tanto, es importante distinguir esa distancia, al distancia que existe entre el corazón y la boca.

Lo que expresa la boca siempre es inmediato, Nosotros escuchamos lo que sale de su boca y creemos a su palabra, sin embargo su fuente, su lugar de origen que es el corazón no solo tiene abundancia de lo que escuchamos (ósea mucho mas), sino que además es el lugar de lo profético, pues es el territorio en que se encuentra una palabra antes de ser declarada, es su origen. Un claro ejemplo de esto lo constituyó uno de los discípulos de Cristo; Juan, que entre todos sus hermanos fue él quien tuvo la gracia y favor para darnos y heredarnos el misterio de Apocalipsis, que quizás pueda denominarse como una de las mayores revelaciones. Lo oculto, lo misterioso de Dios se hizo más claro con su carta a los creyentes. 

Ahora ¿porque él y no otro Apóstol?, porque había una diferencia radical entre él y los demás, y es que solo él se recostaba sobre el pecho de Jesús, aún más, el usaba prácticamente su corazón de almohada, no solo escuchaba su enseñanza, su predicación a las multitudes y sus imparticiones entre los discípulos, sino que iba más allá, su vida no solo se movía en dirección a la palabra sino también conforme al latir del corazón de Jesucristo. 

No todo lo que declara dicha profecía está completa, el rango de tiempo al que alcanzó a posicionarse Juan dentro de Dios, particularmente en su corazón fue tan profundo y a la vez elevado que lo llevó a dar declaraciones de corte profético con un cumplimiento a distancia de por lo menos, hasta el momento, de 2 mil años. Esto, por conocer la palabra que provenía de la boca, pero también por conocer su origen, el corazón. 

La riqueza de estar atento a las expresiones de la boca del Señor es fundamental para pararse y permanecer en la roca, pero para conocer y literalmente habitar en Él es necesario estar atento también a los latidos de su corazón. Comprender esa bendición nos proporciona el entendimiento de cómo crecer en nuestra comunión con Dios, pero además de forma particular en el desarrollo y crecimiento de nuestra fe, porque si la fe viene por el oír, y el oír la palabra de Dios, ¿cuánto más puede generar el oír directo de su corazón, que es la fuente misma de sus palabras? ¿Si una “fe normal” es como una semilla de mostaza, como será una que provenga directo su corazón?

A su vez es importante comprender que esto también se manifiesta en las personas. La presión de las circunstancias a las cuales el hombre es sometido da cuenta de este principio, porque la presión acorta la distancia entre el corazón y la boca. Quien está bajo presión o circunstancias complejas generalmente actuará sin "filtros" respecto a lo que expresa su boca. Como ocurre en lo particular con el enojo, donde nadie mide sus palabras, lo oculto del corazón es expuesto bajo presión, pues se acorta la distancia. Bajo presión, lo oculto del corazón es puesto a la luz.

Lucas 6:45 El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca

Hoy en día se vuelve más importante que nunca oír su corazón, por la abundancia que hay en él, porque dentro de esa profundidad hay revelación, allí están "los secretos muy guardados", secretos que fueron descubriendo profetas como Daniel, o reyes como David, u hombres como Ciro. Son tesoros del corazón, ocultos y velados a muchos. Lo profundo de Dios está escondido, pero el Señor abre su corazón a una generación que lo busque en el secreto, allí recibirán los tesoros de su corazón.

Amós 3:7 Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas. 

Isaías 45:3 y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre.


Ángelo Palomino
Hijo del Altísimo


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