Efesios 3:18 (RVC) Sean ustedes plenamente capaces de comprender, con todos los santos, cuál es la anchura, la longitud, la profundidad y la altura del amor de Cristo;
Aquello que sale de la boca del Señor no solo viene de lo profundo de su corazón, también proviene de la dimensión de la altura de Dios. Sí la dimensión de su profundidad se refiere a sus secretos, a sus riquezas, por su parte, la dimensión de la altura de refiere a los pensamientos de Dios, a su perfecta sabiduría. Sí la dimensión de lo profundo de Dios se refiere a su corazón, la dimensión de lo alto se refiere a la mente de Dios.
No toda ciencia, no todo conocimiento, ni toda sabiduría provienen de Dios. La escritura señala que existen distintas mentalidades y cada cual, como fuente, da a luz una clase de sabiduría. En esto consiste una de las preocupaciones fundamentales del discipulado, en cambiar no solo de información, sino también cambiar la fuente de nuestros pensamientos, y entonces, en cambiar nuestro conocimiento sobre nosotros, y sobre lo que nos rodea. Y en esto debemos ser cada vez más rigurosos, ineludiblemente sí queremos su sabiduría, debemos estar conectados a sus alturas, a la dimensión de lo alto de su amor.
Santiago 3:17 (RV 1960) Pero la sabiduría que es de lo alto es
primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y
de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.
Santiago 3:17 (NTV) Pero, la sabiduría que proviene del cielo es,
ante todo, pura y también ama la paz; siempre es amable y dispuesta a ceder
ante los demás. Está llena de compasión y de buenas acciones. No muestra
favoritismo y siempre es sincera.
Es
evidente que nuestra mente y sabiduría está muy lejos de la del cielo, porque
aunque hemos sido convertidos, seguimos unidos a la fuente de este mundo,
nuestros pensamientos siguen atados a esta tierra, lejos de sus alturas.
Isaías
55: 8-11 (NTV) «Mis pensamientos no se
parecen en nada a sus pensamientos —dice el Señor—. Y mis
caminos están muy por encima de lo que pudieran imaginarse. Pues así como los cielos están más altos
que la tierra, así mis caminos están más altos que sus caminos y mis
pensamientos, más altos que sus pensamientos. » La lluvia y la nieve
descienden de los cielos y quedan en el suelo para regar la tierra. Hacen
crecer el grano, y producen semillas para el agricultor y pan para el
hambriento. Lo mismo sucede con mi palabra. La envío y
siempre produce fruto; logrará todo lo que yo quiero.
Por
esta razón Dios hace las cosas mucho mas abundantemente de lo que podemos
entender, porque su mente sobrepasa la nuestra, sobrepasa incluso lo que
nosotros podamos creer sobre nosotros, e incluso sobre Él mismo. Dios hace (1)
mucho – (2) más – (3) abundantemente. La revelación es como ir saltando en
niveles, su altura está a niveles, desde la tierra al cielo. Porque la
revelación es progresiva, no se nace de nuevo sabiéndolo todo, se nace como un
niño, como un niño que necesita ser enseñado.
Efesios 3:20 Y a Aquel que es poderoso para
hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa
en nosotros,
Su
palabra nos da luz, sus alturas tienen que ver con la sabiduría de Dios, con
sus pensamientos, con una sabiduría que está por encima de la nuestra, con
pensamientos que no son los nuestros, porque pensamos terrenalmente, nos
imaginamos y creemos cosas por debajo de los niveles que deberíamos ya haber
transitado, pero Dios es sabio (y como su sabiduría es paciente, bondadosa…
etc.) aún tenemos la opción de crecer para gobernar, de dejar de pensar como
niños de este mundo y ser un rey, porque en este reino nadie gobierna sin
sabiduría.
Dios
nos ha hecho reyes, y todo rey posee una corona, esa corona es un sello de sus
pensamientos sobre nosotros, es una corona que desciende de lo alto. Es lo que
Pablo diría al mencionar que tenemos la mente de Cristo. Porque aunque los
espinos se clavaron en él en la cruz, el venció y resucitó, el venció sobre los
espinos, que desde génesis fueron señal de tierra, señal de la maldición de la
tierra, de un hombre atado a ella por causa del pecado.
Jesús
resucitó sin esa corona de espinas, Él resucitó con una mente de lo alto. Cómo
su sabiduría es paciente, y él es portador de dicha sabiduría, él nos tiene paciencia,
para crecer y avanzar, para crecer y gobernar con una corona de sabiduría sobre
nosotros. Así es su palabra, como la lluvia que desciende de lo alto para regar
la semilla y esperar a que crezca y se desarrolle. Él envía su palabra y ésta
producirá el fruto requerido, mucho más aún sí somos libres de la dificultad
que simbolizan los espinos (y también los cardos).
Que
nuestro aprendizaje y nuestros discipulados estén conectados a la dimensión de
lo alto, conectados a sus pensamientos y su sabiduría para ser quien Él quiere
que seamos. Para que sea un tiempo en que superemos la distancia entre lo que
nosotros pensamos y creemos, y lo que Él piensa y cree, alzaos puertas eternas
para que entre el Rey de la Gloria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario