La entrada anterior nos hablaba
de la fe, y es en este punto donde es necesario pegarse un salto hacia la
comprensión de lo que está detrás de la fe. La fe viene por la palabra de Dios,
y la palabra de Dios es verdad. Pero aunque lo que Dios nos dice es verdad lo
cierto es que no lo vemos como algo hecho.
Hebreos 11:1 "Es, pues, la FE la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve".
2 Corintios 5:7 “porque por fe andamos, no por vista”.
Lo anterior nos deja ver la extrañeza de la verdad de Dios, porque esa verdad puede no “existir” pero aun así ser una verdad. En términos bíblicos Dios no miente, el no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta, lo que él dice es verdad, él es Padre de la verdad, no obstante cuando habla llama a las cosas que no son como si fuesen.
Romanos 4:17 “(como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen”.
Es decir, las cosas no existen y Dios las habla, pero aunque estas no existan así y todo, eso no quita que lo dicho sea una verdad. Espero que puedas alcanzar a ver la extrañeza de esto, en un caso humano, si yo digo que tengo un lápiz en mi mano pero realmente ese lápiz no está, la persona que me escucha perfectamente diría que soy un mentiroso. Pues bien, en el caso de Dios esto no es así, y por cierto en el caso nuestro como cristianos tampoco, no cuando las palabras que hablamos son las que salen de Cristo, aunque en todo caso ese es otro tema.
Básicamente lo que está en medio de este asunto es aquello que nosotros denominamos realidad, porque la verdad que expresa Dios muchas veces parece ser opuesta a la realidad de lo que vemos, de lo que vivimos, por eso “la fe no es por vista”. Sin duda la fe es tremenda, aquí se hace necesario que comprendamos que la verdad de Dios es distinta a las circunstancias, a los hechos, a la realidad en sí, o dicho de otra forma la verdad corresponde a otra realidad, a la realidad de la persona de Cristo.
La fe es extraordinaria porque es una fuerza, una potencia, una capacidad, un don que nos permite traer las palabras y la verdad de Dios declarada desde la dimensión espiritual a la dimensión humana y natural, aquí donde la realidad física opera. Ahora bien, ese salto es una salto abrupto, no es fácil, por eso esta entrada se llama el espíritu de Persia, porque es este principado el que corta las líneas de comunicación entre Dios, su verdad, su palabra y la manifestación al hombre que la espera.
Hebreos 11:1 "Es, pues, la FE la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve".
2 Corintios 5:7 “porque por fe andamos, no por vista”.
Lo anterior nos deja ver la extrañeza de la verdad de Dios, porque esa verdad puede no “existir” pero aun así ser una verdad. En términos bíblicos Dios no miente, el no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta, lo que él dice es verdad, él es Padre de la verdad, no obstante cuando habla llama a las cosas que no son como si fuesen.
Romanos 4:17 “(como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen”.
Es decir, las cosas no existen y Dios las habla, pero aunque estas no existan así y todo, eso no quita que lo dicho sea una verdad. Espero que puedas alcanzar a ver la extrañeza de esto, en un caso humano, si yo digo que tengo un lápiz en mi mano pero realmente ese lápiz no está, la persona que me escucha perfectamente diría que soy un mentiroso. Pues bien, en el caso de Dios esto no es así, y por cierto en el caso nuestro como cristianos tampoco, no cuando las palabras que hablamos son las que salen de Cristo, aunque en todo caso ese es otro tema.
Básicamente lo que está en medio de este asunto es aquello que nosotros denominamos realidad, porque la verdad que expresa Dios muchas veces parece ser opuesta a la realidad de lo que vemos, de lo que vivimos, por eso “la fe no es por vista”. Sin duda la fe es tremenda, aquí se hace necesario que comprendamos que la verdad de Dios es distinta a las circunstancias, a los hechos, a la realidad en sí, o dicho de otra forma la verdad corresponde a otra realidad, a la realidad de la persona de Cristo.
La fe es extraordinaria porque es una fuerza, una potencia, una capacidad, un don que nos permite traer las palabras y la verdad de Dios declarada desde la dimensión espiritual a la dimensión humana y natural, aquí donde la realidad física opera. Ahora bien, ese salto es una salto abrupto, no es fácil, por eso esta entrada se llama el espíritu de Persia, porque es este principado el que corta las líneas de comunicación entre Dios, su verdad, su palabra y la manifestación al hombre que la espera.
Dan 10:12 - 21 "Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia.He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visión es para esos días. Mientras me decía estas palabras, estaba yo con los ojos puestos en tierra, y enmudecido. Pero he aquí, uno con semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: Señor mío, con la visión me han sobrevenido dolores, y no me queda fuerza. ¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi señor? Porque al instante me faltó la fuerza, y no me quedó aliento. Y aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez, y me fortaleció, y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido. El me dijo: ¿Sabes por qué he venido a ti? Pues ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; y al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá. Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe".
La cita anterior nos relata el ejemplo de Daniel, alguien que anheló la verdad de Dios, pero que no pudo recibirla ni serle manifestada en persona, hasta que en la batalla el espíritu principado de Persia fue debilitado.
La fe necesita de la palabra, la fe proviene de la palabra, y la palabra es verdad, y es este espíritu el que está encargado de cortar las comunicaciones de la verdad desde lo que aun no existe, para que así efectivamente nunca pueda ser un hecho. Por esta razón Pablo nos dice que la fe es una batalla. Es una batalla para cada uno de nosotros que la verdad sea revelada, que la verdad sea manifestada, porque una vez así sea tendremos la fe para exista lo que este tiempo y esta generación requiere. Porque la fe es vida y hay que tomar de ella, y porque los hijos debemos hacer lo que Él Padre hace, llamar las cosas que no son como si fuesen.
1Timoteo 6:12 “Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos”.
La verdad tiene un poder creativo, porque todo lo creado viene de la palabra de Dios, Dios habló y llamó a existencia toda la creación por medio de su voz, por medio de Cristo. Todo ha sido creado por él y para él. Cuando se esta en autoridad se habla a la realidad, a las circunstancias y todo se somete, se reforma, se ajusta a la verdad que sale de nosotros. La materia, sus átomos, y todo lo creado se somete a la voz de la verdad.
Good bye espíritu de Persia.
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