La reforma viene a establecer
nuevas cosas, viene a establecer lo nuevo de Dios, todo aquel que ama al Señor
debe estar dispuesto en su corazón a estar constantemente en una predisposición
a tomar lo nuevo de Dios, porque como recalcó el Apóstol Pablo, el trae cosas
que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido a corazón de hombre, son las cosas
nuevas que Dios ha preparado para quienes le aman.
Pero la reforma no quita todo lo anterior, la reforma restaura, la reforma sana y pone en función aquello que debe funcionar. Esto es porque lo nuevo, solo es nuevo para nosotros, para nuestra mentalidad, para nuestra generación, porque lo nuevo de Dios proviene del Cielo. Nada nuevo hay bajo el sol decía Eclesiastés, pero si lo hay sobre él, cosa diferente es lo que ocurre sobre el sol.
Como la reforma nos trae cambio con lo nuevo del cielo, es propicio comprender a donde se aplican esos cambios, y como es obvio, el cambio parte desde nosotros mismos, desde nuestro interior. A la luz de la palabra la iglesia es vista de dos formas: como estructura, es decir, como el edificio o morada de Dios, y como ser vivo, es decir, como el cuerpo de Cristo.
Como estructura:
1Corintios 3:9 Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.
1Corintios 3:10 Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica.
Efesios 2:20- 22 edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.
Como cuerpo:
1Corintios 12:27 Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.
1Corintios 10:17 Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan.
Colosenses 1:18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;
Son dos formas distintas en cómo el cielo ve a la Iglesia, de hecho es interesante notar que cuando se ve a la iglesia como estructura o edificio, Cristo opera como fundamento, está en la base, en el cimiento, como la piedra angular, él es la piedra de fundamento. En cambio cuando la palabra describe a la Iglesia como ser vivo, como cuerpo, Cristo opera como la cabeza de la Iglesia. Por lo tanto en la Iglesia como cuerpo Cristo está arriba, pero en la Iglesia como edificio de Dios, Cristo está abajo como fundamento.
Comprender esto es importantísimo, es un aspecto esencial para la reforma, porque la reforma no destruye lo edificado ni lo crecido, la reforma ve hacia el cielo, toma los planes del cielo sobre la Iglesia local por ejemplo, y la compara con la realidad de esa congregación. Compara y ejecuta los cambios pertinentes con sabiduría y prudencia, con firmeza pero también con delicadeza. Es como una cirugía al cuerpo, es como una reparación de la casa.
La reforma toma lo que no funciona y lo repara, también quita los elementos de construcción que quizás no pertenecen al diseño del cielo, pero añade lo que muestra ese diseño. A veces hay cosas que parecen no funcionar, pero no deben quitarse por eso, a veces no funcionan porque les falta algo más.
Finalmente se comparan los dos planos de construcción de una iglesia, es comparar el diseño del cielo y lo que se ha crecido aquí en la tierra, porque la reforma tiene sus ojos en el cielo, pero sus manos en la tierra. Y esto ocurre tanto a nivel de la Iglesia de una nación como a nivel de la Iglesia Local, incluso con cada uno de nosotros, porque la reforma parte desde dentro de nuestro corazón, para forjar un corazón conforme al de él. Todo tiene su diseño, todo tiene su propósito, nosotros como hijos, nuestra congregación, y nuestra propia nación.
Pero la reforma no quita todo lo anterior, la reforma restaura, la reforma sana y pone en función aquello que debe funcionar. Esto es porque lo nuevo, solo es nuevo para nosotros, para nuestra mentalidad, para nuestra generación, porque lo nuevo de Dios proviene del Cielo. Nada nuevo hay bajo el sol decía Eclesiastés, pero si lo hay sobre él, cosa diferente es lo que ocurre sobre el sol.
Como la reforma nos trae cambio con lo nuevo del cielo, es propicio comprender a donde se aplican esos cambios, y como es obvio, el cambio parte desde nosotros mismos, desde nuestro interior. A la luz de la palabra la iglesia es vista de dos formas: como estructura, es decir, como el edificio o morada de Dios, y como ser vivo, es decir, como el cuerpo de Cristo.
Como estructura:
1Corintios 3:9 Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.
1Corintios 3:10 Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica.
Efesios 2:20- 22 edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.
Como cuerpo:
1Corintios 12:27 Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.
1Corintios 10:17 Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan.
Colosenses 1:18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;
Son dos formas distintas en cómo el cielo ve a la Iglesia, de hecho es interesante notar que cuando se ve a la iglesia como estructura o edificio, Cristo opera como fundamento, está en la base, en el cimiento, como la piedra angular, él es la piedra de fundamento. En cambio cuando la palabra describe a la Iglesia como ser vivo, como cuerpo, Cristo opera como la cabeza de la Iglesia. Por lo tanto en la Iglesia como cuerpo Cristo está arriba, pero en la Iglesia como edificio de Dios, Cristo está abajo como fundamento.
Comprender esto es importantísimo, es un aspecto esencial para la reforma, porque la reforma no destruye lo edificado ni lo crecido, la reforma ve hacia el cielo, toma los planes del cielo sobre la Iglesia local por ejemplo, y la compara con la realidad de esa congregación. Compara y ejecuta los cambios pertinentes con sabiduría y prudencia, con firmeza pero también con delicadeza. Es como una cirugía al cuerpo, es como una reparación de la casa.
La reforma toma lo que no funciona y lo repara, también quita los elementos de construcción que quizás no pertenecen al diseño del cielo, pero añade lo que muestra ese diseño. A veces hay cosas que parecen no funcionar, pero no deben quitarse por eso, a veces no funcionan porque les falta algo más.
Finalmente se comparan los dos planos de construcción de una iglesia, es comparar el diseño del cielo y lo que se ha crecido aquí en la tierra, porque la reforma tiene sus ojos en el cielo, pero sus manos en la tierra. Y esto ocurre tanto a nivel de la Iglesia de una nación como a nivel de la Iglesia Local, incluso con cada uno de nosotros, porque la reforma parte desde dentro de nuestro corazón, para forjar un corazón conforme al de él. Todo tiene su diseño, todo tiene su propósito, nosotros como hijos, nuestra congregación, y nuestra propia nación.
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