“Si yo hablase lenguas
humanas y angélicas, y no tengo amor,
vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese
profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la
fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy”.
1 Corintios 13:1-2
Como el título lo dice el amor es
central, el amor lo explica todo, el amor lo llena todo, lo supera todo. Sin
amor nada somos aunque hablemos bien, aunque cantemos o toquemos bien un
instrumento, esto será solo forma. Necesitamos la sustancia de esto: EL AMOR.
El amor es el fundamento del cristianismo.
Si no tenemos amor nada somos,
aunque prediquemos muy bien el evangelio. El amor hace que aunque no sepas
predicar sí SEAS ALGUIEN que manifieste a Dios a otros porque Dios es amor y
como hemos visto nuestra identidad proviene de su paternidad, si Dios es amor
en consecuencia nosotros debiésemos ser amor. El amor es central, es el
fundamento de quiénes somos e inclusive de nuestras relaciones con los demás.
El amor resume y es el cumplimiento de toda la ley (romanos 13:10).
“Un mandamiento nuevo
os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis
unos a otros. En esto conocerán todos
que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”.
Juan 13:34-35
El amor no es un concepto, el
amor siempre debe entenderse en relación con otros. No es algo “individual”
porque el amor no busca lo suyo propio (1 corintios 13:5). Es relevante notar
esto ya que la base de una evangelización efectiva parte de esto, de que
quienes sean cristianos estén unidos en amor, el amor es la vida que nutre y
mantiene unido al cuerpo.
Jesús momentos antes de morir
ofrendó su ultima oración al Padre para que los cristianos entendiésemos esto,
si alguien está a punto de morir hará aquello que cree que es lo más importante
para él. Para Jesús lo más importante en su oración final en el Getsemaní fue
mencionar esa unidad en amor porque allí radicaría la victoria para alcanzar al
perdido, y para extender el Reino de un rey que ES amor.
“Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en
mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste”.
Juan 17:21
“Para que sean
consolados sus corazones, unidos en amor,
hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el
misterio de Dios el Padre, y de Cristo”.
Colosenses 2:2
El mundo creerá cuando todos con
cada diferencia que nos caracterice seamos uno. Esa unidad solo se logra en el
amor. He aquí la aplicación práctica de la doctrina de la Trinidad. Hemos
aprendido por largo tiempo pero aún cuesta mucho comprender cómo es que Dios es
uno pero a la vez tres personas: Padre, Hijo Y Espíritu Santo.
Repitamos las palabras de Jesús
prácticamente en su oración final: “que sean uno, como nosotros somos uno”. Esa
sola frase contiene al Padre, al Espíritu presente en Jesús y a Jesús mismo.
Tal unidad que tiene la trinidad debemos tener nosotros. Esa unidad en el amor
es clave para evangelizar, para que el mundo conozca a Cristo. El crecimiento
de la iglesia, y su edificación depende de esa unidad profundamente ligada al
amor.
“Sino que siguiendo
la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es,
Cristo, de quien todo el cuerpo, bien
concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan
mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor”.
Efesios 4: 15- 16
Otro aspecto importantísimo del
amor relacionado con el evangelismo es el tema del temor, continuamente el
mayor obstáculo de quienes quieren e intentan predicar es el temor, el temor a
no hacer las cosas bien, el temor a la vergüenza, al ridículo, al fracaso, a la
falta de conocimiento, o cualquier otra clase de temor incluso en forma de
timidez.
El temor o miedo en términos
generales es una sustancia espiritual que te pone límites, que restringe tu
rango de acción. Dios puede pedirte que hagas algo arriesgado, pero la voz de
la timidez o el temor dice “no lo hagas”, “no puedes”, “no lo lograrás”.
Israel debió enfrentarse a
Goliat, pero todos temían al verlo, David y su espíritu de violencia arrebató
la victoria sin importarle el tamaño de su enemigo, sin importar que miles de
ojos vieran cada uno de sus movimientos, no tembló, solo creyó al lanzar la
piedra, creyó en Jehová de los ejércitos, creyó en que Jehová amaba y protegería
a Israel de sus enemigos.
Esto es peligrosísimo porque si
el temor te dice que puedes o que no puedes hacer, se convierte en tu Señor, el
gobernará tu vida, peor aún si Dios te dice que debes hacer algo y no lo haces
porque el temor dice “no”, su señorío se transforma así en un señorío más
importante que el de Cristo. La solución es ser violentos, es no escuchar esa
voz y solo obedecer la voz de Dios que dice que siempre está con nosotros y que
la victoria está en aquellos que se refugian en su amor.
“Y nosotros hemos
conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el
que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él [...] En el
amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido
perfeccionado en el amor. Nosotros le amamos a él, porque él nos amó
primero”.
1 Juan 4:16 -17, 19
Mientras más somos llevados y
perfeccionados dentro de EL, dentro de las dimensiones de su amor, menos
sentiremos temor, pararnos delante de otros y hablar no será problema, el temor
jamás será tu señor si decides pararte en el fundamento del amor que es Cristo
y obedecer violentamente la voz del Espíritu Santo. No permitas el señorío del temor
nunca más, ¿Por qué?
“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de
amor y de dominio propio. Por
tanto, no te avergüences de dar
testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las
aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, quien nos salvó y llamó
con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito
suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los
siglos”.
2 Timoteo 1:7-9
Hablando de obedecer la voz del
Espíritu, en cierta oportunidad adorando a Dios en la intimidad escucho la voz
del Señor de una forma muy nítida. A veces cuando Dios habla ocurre que no le
entendemos de inmediato, es necesario que lo que nos habló se vaya repitiendo
en el tiempo, y cada vez con mayor profundidad hasta que alcancemos a entender
toda la verdad que Dios nos quiere entregar, de esa forma la verdad que Dios
habla sobre nosotros va creciendo, se va extendiendo dentro de nuestro corazón.
Pero hay otras oportunidades en las que su voz es muy clara, en que nosotros
somos más sensibles a Él y su verdad es potente y nítida, la experiencia de la
que hablo corresponde a este último caso.
Entre algunas cosas que me enseña
sobre su amor me dice: “yo canto a Jesús sobre la creación, yo canto a Jesús
sobre ti”. Escuchar eso fue como chocar contra las aguas de un tormentoso río,
jamás había escuchado una predicación o leído un versículo igual o al menos
mínimamente similar a aquello. Quede perplejo ante eso, y entonces dije no
entiendo, ¿cómo es eso?, no es bíblico.
Tras esto dentro de mí pasaron
con rapidez muchos versículos. Primero entendí que así como Dios habla también
canta, y que no cantaría cualquier cosa, cantaría aquello que sale de su boca,
su palabra, y su palabra es Cristo, y Jesús es la verdad. Por su parte desde
que la humanidad ha caído en pecado Dios siempre ha querido liberarla de su
yugo, liberarla de su esclavitud partiendo por la libertad de sus hijos, porque
son ellos el medio por el cual se traería libertad a la tierra, ella anhela su
manifestación, porque con esa manifestación de hijos ella es liberada.
“Tú eres mi refugio;
me guardarás de la angustia; Con
cánticos de liberación me rodearás. Selah”.
Salmo 32:7
“y conoceréis la
verdad, y la verdad os hará libres”.
Juan 8:32
“Porque el anhelo ardiente de la creación es el
aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue
sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó
en esperanza; porque también la creación
misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de
los hijos de Dios”
Romanos 8:19-21
Dios sí canta, y lo hace sobre
nosotros, canta su amor, canta a Jesús porque él es la verdad, la verdad que
trae libertad. La verdad que nos atrae y nos enamora de ÉL, su cantico de
libertad tiene un sonido de cuerdas. El rodea la tierra cantando su amor, es su
amor lo que sostiene todo.
“Guié a Israel con mis cuerdas de ternura y de amor.
Quité el yugo de su cuello y yo mismo me incliné para alimentarlo”.
Oseas 11:4 (NTV)
Es por medio de su canto, es por
medio de Jesús que volvemos al Padre. Ya que así como todo fue creado por medio
de él y para él, entonces todo debe volver a su origen a través de él.
“Cristo es la imagen
visible del Dios invisible. Él ya existía antes de que las cosas fueran creadas
y es supremo sobre toda la creación porque, por medio de él, Dios creó todo lo que existe en los lugares
celestiales y en la tierra. Hizo las cosas que podemos ver y las que no podemos
ver, tales como tronos, reinos, gobernantes y autoridades del mundo invisible. Todo fue creado por medio de él y para él.
Él ya existía antes de todas las cosas y
mantiene unida toda la creación”.
Colosenses 1:15-17 (NTV)