viernes, 28 de junio de 2013

El espíritu de Persia




La entrada anterior nos hablaba de la fe, y es en este punto donde es necesario pegarse un salto hacia la comprensión de lo que está detrás de la fe. La fe viene por la palabra de Dios, y la palabra de Dios es verdad. Pero aunque lo que Dios nos dice es verdad lo cierto es que no lo vemos como algo hecho.

Hebreos 11:1 "Es, pues, la FE la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve
".

2 Corintios 5:7  “porque por fe andamos, no por vista”.


Lo anterior nos deja ver la extrañeza de la verdad de Dios, porque esa verdad puede no “existir” pero aun así ser una verdad. En términos bíblicos Dios no miente, el no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta, lo que él dice es verdad, él es Padre de la verdad, no obstante cuando habla llama a las cosas que no son como si fuesen.

Romanos 4:17  “(como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen”.


Es decir, las cosas no existen y Dios las habla, pero aunque estas no existan así y todo, eso no quita que lo dicho sea una verdad. Espero que puedas alcanzar a ver la extrañeza de esto, en un caso humano, si yo digo que tengo un lápiz en mi mano pero realmente ese lápiz no está, la persona que me escucha perfectamente diría que soy un mentiroso. Pues bien, en el caso de Dios esto no es así, y por cierto en el caso nuestro como cristianos tampoco, no cuando las palabras que hablamos son las que salen de Cristo, aunque en todo caso ese es otro tema.

Básicamente lo que está en medio de este asunto es aquello que nosotros denominamos realidad, porque la verdad que expresa Dios muchas veces parece ser opuesta a la realidad de lo que vemos, de lo que vivimos, por eso “la fe no es por vista”. Sin duda la fe es tremenda, aquí se hace necesario que comprendamos que la verdad de Dios es distinta a las circunstancias, a los hechos, a la realidad en sí, o dicho de otra forma la verdad corresponde a otra realidad, a la realidad de la persona de Cristo.

La fe es extraordinaria porque es una fuerza, una potencia, una capacidad, un don que nos permite traer las palabras y la verdad de Dios declarada desde la dimensión espiritual a la dimensión humana y natural, aquí donde la realidad física opera. Ahora bien, ese salto es una salto abrupto, no es fácil, por eso esta entrada se llama el espíritu de Persia, porque es este principado el que corta las líneas de comunicación entre Dios, su verdad, su palabra y la manifestación al hombre que la espera.


Dan 10:12 - 21  "Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia.He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visión es para esos días. Mientras me decía estas palabras, estaba yo con los ojos puestos en tierra, y enmudecido. Pero he aquí, uno con semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: Señor mío, con la visión me han sobrevenido dolores, y no me queda fuerza. ¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi señor? Porque al instante me faltó la fuerza, y no me quedó aliento. Y aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez, y me fortaleció, y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido. El me dijo: ¿Sabes por qué he venido a ti? Pues ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; y al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá. Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe".


La cita anterior nos relata el ejemplo de Daniel, alguien que anheló la verdad de Dios, pero que no pudo recibirla ni serle manifestada en persona, hasta que en la batalla el espíritu principado de Persia fue debilitado.

La fe necesita de la palabra, la fe proviene de la palabra, y la palabra es verdad, y es este espíritu el que está encargado de cortar las comunicaciones de la verdad desde lo que aun no existe, para que así efectivamente nunca pueda ser un hecho. Por esta razón Pablo nos dice que la fe es una batalla. Es una batalla para cada uno de nosotros que la verdad sea revelada, que la verdad sea manifestada, porque una vez así sea tendremos la fe para exista lo que este tiempo y esta generación requiere. Porque la fe es vida y hay que tomar de ella, y porque los hijos debemos hacer lo que Él Padre hace, llamar las cosas que no son como si fuesen.

1Timoteo 6:12  “Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos”.

La verdad tiene un poder creativo, porque todo lo creado viene de la palabra de Dios, Dios habló y llamó a existencia toda la creación por medio de su voz, por medio de Cristo. Todo ha sido creado por él y para él. Cuando se esta en autoridad se habla a la realidad, a las circunstancias y todo se somete, se reforma, se ajusta a la verdad que sale de nosotros. La materia, sus átomos, y todo lo creado se somete a la voz de la verdad.

Good bye espíritu de Persia.

jueves, 27 de junio de 2013

Fe viva o fe zombie





La fe no es solo la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. La iglesia desde siglos ha dejado de lado el real significado de lo que significa tener fe, este versículo conocidísimo de hebreos 11:1 ha pasado a ser la definición tradicional de fe, no obstante es mucho más que eso, el autor de hebreos continúa…

Hebreos 11:2  “Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos”.
Hebreos 11:3  “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”.
Hebreos 11:4  “Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella”.

La fe no es esperar, la fe es una capacidad de acción constante, la fe nos permite entender la génesis de las cosas, la fe nos permite accionar a hacer algo diferente a lo que hacen los demás, a entrar en una dinámica distinta a la del mundo.

Volver a los fundamentos de la fe requiere cambiar nuestra mentalidad, que son los lentes desde los cual vemos y comprendemos las cosas. Dios comprende la fe de una manera distan a la nuestra, y la escritura da testimonio de eso, pues la fe proviene de la palabra, porque "la fe viene, por el oír, el oír la palabra de Dios", además, la biblia dice que la palabra es viva y eficaz, y es más cortante que espada de doble filo, a su vez, Pablo dice que la palabra puede correr, también la palabra puede crecer como semilla que es. En definitiva la palabra se mueve, como un ser vivo porque la palabra es Cristo, y como tal tiene vida en ella.

Hebreos 4:12 “
Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”.

Entonces la fe al partir desde la palabra tiene estas mismas características, se mueve por la vida misma que tiene en sí. Santiago nos dice que si la fe no produce obras está muerta, no obstante si la fe está viva quiere decir que si produce obras es una fe que sigue viva pues la vida está relacionada con el movimiento continuo. Por lo tanto la fe entonces no es algo estático.

Santiago 2:17 “Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma”.
Santiago 2:26  “Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta”.

La fe es algo dinámico (al menos la fe viva, que es la que debemos tener, que es la que Dios espera de nosotros). Ahora bien, una muestra de cómo la Iglesia -por mucho tiempo- ha tenido una mentalidad y un acercamiento incorrecto respecto al cómo visualizar la fe es el ejemplo de las disputas doctrinales. Una en especial es muy ejemplificadora, se trata del entendimiento sobre la salvación, la cual ha producido básicamente dos posturas muy claras, pero a la vez muy opuestas: por un lado una postura denominada como “Calvinista”, que plantea que la salvación jamás se pierde a pesar de que una persona haya cometido errores o pecados, pues quien da la salvación es Dios, y esto no depende de nosotros, el nos escoge y predestina y no la quita jamás (pues es eterna); la segunda es la postura "Arminiana" que plantea lo contrario, pues si bien el cristiano puede obtener la vida eterna, esta está en estrecha relación en como el viva su vida, si es que vive una vida que agrada a Dios o es alguien despreocupado que al pecar termina perdiendo su salvación.

En estas posturas doctrinales la fe es central, pues la salvación es por fe, entonces las distintas conclusiones a las que se llegan están enraizadas en la mirada con la cual se acercan para visualizar y entender la fe.

La fe dentro de estas posturas es solo algo teórico, incluso es posible decir que sin vida. Cuando uno comprende a la fe con la vida misma que conlleva, sin separarla, entonces ya no habría una distinción sobre si se pierde o se mantiene la salvación, pues las obras mismas, que son un reflejo pero también parte misma de la vida de la fe mostrarían a ojos de todos si es que realmente la salvación de alguien es genuina o no.

La fe jamás ha estado separada de su vida interna, solo ha estado así para los ojos de nuestra caída mentalidad, y desde ahí plantear una postura sobre la salvación. La salvación es por fe, pero el cómo entendemos esa fe conllevará a posicionarnos argumentativamente en lugares distintos.

La nueva vida en el creyente viene cuando este ha decidido creer en su corazón, pero ese creer lo ha impulsado a una acción concreta: confesar públicamente a Jesús como Señor y Salvador.
La fe muerta (sin obras) deja de ser fe a menos que sea una fe zombi, fe que como que vive pero no vive, fe que parece estar muerta, pero también parece moverse, tiene una vida que parece ser dudosa.

Por la fe que tengamos no solo “creeremos” también entenderemos, sabremos y actuaremos. No es que me agraden las películas de zombies, pero al algún punto tendremos que aprender a dejar la fe zombi, para dejar de movernos como ellos, para dejar de cambiar a ese ritmo de muerte, la vida de Dios es dinámica, y por medio de nosotros debe correr ya sea que seamos leones, o volar siendo águilas.

la palabra no solo debe estar en la mente para aprenderla y memorizarla, también debe estar necesarimente en el corazón, porque esa es la tierra donde crecerá, echará raices y manifestará brotando vida, luego que el corazón cree, se produce algo, se produce una acción por consecuncia (con el corazón se cree para justicia, con la boca se confiesa para salvación). Jesús, quien está en nuestro corazón, no solo es el autor, sino tambien el consumador de la fe.