Job 11:7 -9 ¿Descubrirás tú los
secretos de Dios? ¿Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso? Es más
alta que los cielos; ¿qué harás? Es más profunda que el Seol; ¿cómo la
conocerás? Su dimensión es más
extensa que la tierra, Y más ancha que el mar.
Este versículo nos impulsa a un
desafío, a conocer a Dios, a conocer sus dimensiones, a conocer más de Él, el
conocimiento acerca de Dios no se acaba, Dios es infinito, ni los cielos lo
pueden contener, él ha placido mostrarse y revelarse.
Efesios 3:18 Espero que puedan
comprender, como corresponde a todo el pueblo de Dios, cuán ancho, cuán largo, cuán alto y cuán profundo es su amor.
Dios es amor y su amor esta
dimensionado, en altura, profundidad, anchura y longitud. Su altura nos habla
de su mente, sabiduría y sus pensamientos, porque éstos son tan altos como son
los cielos de la tierra, su profundidad nos habla acerca de su corazón, sus
secretos, sus deseos y riquezas ocultas, su anchura nos habla de su Gracia
porque en ella todos caben, y su longitud de su poder, porque él todo lo
puede.
Creo que cuando se trata de la
altura y la profundidad, se habla, en términos generales, de lo profético,
estás dos dimensiones nos hablan de la distancia de lo profético, es decir,
entre la altura y la profundidad de Dios se encuentra lo profético. Por otro
lado, cuando se habla de la anchura y la longitud se habla de lo
apostólico.
En esta primera parte nos
tomaremos el tiempo para partir comprendiendo la dimensión de la profundidad, y
mostrar cómo esta está relacionada con el corazón de Dios. En las siguientes partes
se explicarán las demás dimensiones.
Proverbios 2:6 Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el
conocimiento y la inteligencia.
Mateo 15:18 Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto
contamina al hombre.
Las palabras del Señor siempre
impartirán una sabiduría e inteligencia sobre nosotros, nos permitirán dar
pasos certeros en nuestra vida, su consejo nos direcciona en medio de tanta
incertidumbre, sin duda nos ayuda en medio de nuestras incertidumbres y
situaciones desconcertantes, pero sin desmerecer aquello, debemos notar que hay
algo más, si las palabras de Dios que tanto nos nutren y fortalecen
provienen de su boca, ¿cuánto más podrá hacer aquello que proviene de su
corazón, que es efectivamente más abundante?, es decir, la boca puede solo
expresar quizás una frase, pero detrás de ella hay una abundancia que se sitúa
en el corazón, porque de la abundancia del corazón habla la boca, no solo la
nuestra sino también la boca y el corazón de Dios porque él nos creó a su
imagen y semejanza, por lo tanto, es importante distinguir esa distancia, al
distancia que existe entre el corazón y la boca.
Lo que expresa la boca siempre es
inmediato, Nosotros escuchamos lo que sale de su boca y creemos a su palabra,
sin embargo su fuente, su lugar de origen que es el corazón no solo tiene
abundancia de lo que escuchamos (ósea mucho mas), sino que además es el lugar
de lo profético, pues es el territorio en que se encuentra una palabra antes de
ser declarada, es su origen. Un claro ejemplo de esto lo constituyó uno de los
discípulos de Cristo; Juan, que entre todos sus hermanos fue él quien tuvo la
gracia y favor para darnos y heredarnos el misterio de Apocalipsis, que quizás
pueda denominarse como una de las mayores revelaciones. Lo oculto, lo misterioso
de Dios se hizo más claro con su carta a los creyentes.
Ahora ¿porque él y no otro
Apóstol?, porque había una diferencia radical entre él y los demás, y es que
solo él se recostaba sobre el pecho de Jesús, aún más, el usaba prácticamente
su corazón de almohada, no solo escuchaba su enseñanza, su predicación a las
multitudes y sus imparticiones entre los discípulos, sino que iba más allá, su
vida no solo se movía en dirección a la palabra sino también conforme al latir
del corazón de Jesucristo.
No todo lo que declara dicha
profecía está completa, el rango de tiempo al que alcanzó a posicionarse Juan
dentro de Dios, particularmente en su corazón fue tan profundo y a la vez
elevado que lo llevó a dar declaraciones de corte profético con un cumplimiento
a distancia de por lo menos, hasta el momento, de 2 mil años. Esto, por conocer
la palabra que provenía de la boca, pero también por conocer su origen, el corazón.
La riqueza de estar atento a las
expresiones de la boca del Señor es fundamental para pararse y permanecer en la
roca, pero para conocer y literalmente habitar en Él es necesario estar atento
también a los latidos de su corazón. Comprender esa bendición nos proporciona
el entendimiento de cómo crecer en nuestra comunión con Dios, pero además de
forma particular en el desarrollo y crecimiento de nuestra fe, porque si la fe
viene por el oír, y el oír la palabra de Dios, ¿cuánto más puede generar el oír
directo de su corazón, que es la fuente misma de sus palabras? ¿Si una “fe
normal” es como una semilla de mostaza, como será una que provenga directo su
corazón?
A su vez es importante comprender
que esto también se manifiesta en las personas. La presión de las
circunstancias a las cuales el hombre es sometido da cuenta de este principio,
porque la presión acorta la distancia entre el corazón y la boca. Quien está
bajo presión o circunstancias complejas generalmente actuará sin
"filtros" respecto a lo que expresa su boca. Como ocurre en lo
particular con el enojo, donde nadie mide sus palabras, lo oculto del corazón
es expuesto bajo presión, pues se acorta la distancia. Bajo presión, lo
oculto del corazón es puesto a la luz.
Lucas 6:45 El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo
bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.
Hoy en día se vuelve más
importante que nunca oír su corazón, por la abundancia que hay en él, porque
dentro de esa profundidad hay revelación, allí están "los secretos muy
guardados", secretos que fueron descubriendo profetas como Daniel, o reyes
como David, u hombres como Ciro. Son tesoros del corazón, ocultos y velados a
muchos. Lo profundo de Dios está escondido, pero el Señor abre su corazón
a una generación que lo busque en el secreto, allí recibirán los tesoros de su
corazón.
Amós 3:7 Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los
profetas.
Isaías 45:3 y te daré los
tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy
Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre.
Ángelo Palomino
Hijo del Altísimo
Hijo del Altísimo