domingo, 8 de mayo de 2016

Identidad, propósito y diseño



Gedeón era miedoso, se escondía de sus enemigos en vez de enfrentarlos, en cambio para Dios él era valiente, de manera que pueden haber dos visiones distintas acerca de quiénes somos. Resulta ser que podemos ser una cosa en la tierra, y desde la visión de los cielos podemos tener otra opuesta a la anterior.

Esta discrepancia extrema, entre lo que Dios dice que somos y lo que realmente hemos sido en la tierra, se produce justamente porque hemos permitido que nuestra identidad tome exclusivamente insumos de lo terrenal para constituirse.

Esto significa que la identidad que hemos tenido se ha conformado de acuerdo a las situaciones que hemos vivido en la tierra. Por ejemplo, un joven puede llegar a sentirse y verse a sí mismo como alguien de poco valor a causa de un trauma como una violación. O quizás no por causa de un evento traumático específico, pero sí por situaciones continuas reiteradas y constantes en el tiempo, como la falta de amor de sus padres y de las personas más cercanas, manifestado en la desatención, la escasa demostración de cariño o aliento, u otros.

Todo lo anterior, lleva a preguntarnos como nos vemos a nosotros mismos, como estamos viviendo, y aquello contrastarlo con lo que el cielo dice que somos. Cuándo el ángel enviado por Dios desciende del cielo le dice a Gedeón “varón esforzado y valiente”, Gedeón, en la tierra, era un varón, también era esforzado pues de hecho estaba trabajando, pero no era valiente, era miedoso. De modo que un tercio de la identidad de Gedeón era absolutamente contraria a la identidad que el cielo quería otorgarle. ¿cuánto de nuestra identidad está alineada al cielo? ¿Cuánto de los que somos en la tierra se corresponde con lo que el cielo dice que somos?

En consecuencia, nuestra identidad debe formarse acorde a lo que la voz del Padre dice sobre nosotros. Nuestro ser debe transformarse acorde a lo que Dios nos muestra. Debemos construir nuestra identidad sobre el cimiento de su voz, sobre el verbo que es Cristo, la roca. El Abba Padre es la fuente de la cual debemos tomar los insumos para ser.

- 1 Corintios 13:12 Biblia de las Américas: Porque ahora vemos por un espejo, veladamente, pero entonces veremos cara a cara; ahora conozco en parte, pero entonces conoceré plenamente, como he sido conocido.

La idea central es que tenemos una identidad celestial. Nuestra identidad terrenal debe ser transformada para adoptar dicha identidad celestial. El Apóstol Pablo decía que en algún momento de su vida conocería como él fue conocido, porque entendía que él era conocido de una forma distinta a como era conocido en la tierra. En efecto, antes de ser Pablo él fue Saulo. Pero aun siendo apóstol de Jesucristo el seguía entendiendo que su identidad tenía que ser mudada y cambiada constantemente para ser aquel que el cielo decía que él era.

- Efesios 1:3-5 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en El antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de El. En amor nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad

En la tierra, en el transcurso de nuestra vida, y especialmente de nuestra niñez, se ha formado una “identidad caída”. Aquella identidad se ha formado en la mentalidad de lo que el cuerpo físico ha pasado a través de los años de vida. Pero Dios nos escogió antes de que viviéramos la vida física, incluso antes de la fundación del mundo, es decir, antes de que existiera el planeta tierra, y por lo tanto, antes de que incluso existieran nuestros padres que nos engendraron, antes que nuestros abuelos, antes que nuestros tatarabuelos.

Nuestro cuerpo físico no existía. Sin embargó Dios ya nos conocía, ya nos había escogido, porque nuestro espíritu existía con él, existíamos dentro de Dios, antes de ser soplados por él a la tierra, hacia el cuerpo que se estaba formando en el vientre de nuestra madre. Al unirse nuestro espíritu con el cuerpo físico, apareció nuestra alma.

- Jeremías 1:5 Antes que te formase en el vientre, te conocí; y antes que nacieses, te santifiqué; te di por profeta a las naciones.
Propósito

Antes de nacer ya existíamos, ya teníamos una identidad, Pues Dios ya nos conocía. Y él ya había determinado el propósito por el cual nos enviaría a la tierra. Su propósito en nosotros es eterno.

- Efesios 3:11 conforme al propósito eterno, que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor.

¿Qué es el propósito? Es una finalidad, es algo que se quiere lograr, es un objetivo por alcanzar. El propósito de Dios con nosotros es aquello que Dios quiere hacer por medio de nosotros con la intención de generar algo específico que él desea.

Diseño, ministerios y dones:

El diseño, en cambio, es la forma, es la manera, es un modelo por medio del cual se alcanza el propósito.

Por ejemplo, si mi intención o propósito es llevar agua y beberla cuando tenga sed, una botella me servirá perfectamente debido a su forma, debido a su diseño. En cambio, si intento lo mismo pero con un libro no servirá para cumplir el propósito, pues por más que lo intente, un libro no tiene la forma adecuada ni está hecho del material que se necesita para portar el agua.

Lo mismo ocurre con nosotros en el ámbito espiritual, tenemos un propósito por el cual nuestro espíritu ha sido soplado por Dios a la tierra, y para cumplir con ese propósito venimos con un diseño que nos permite ejecutar ese propósito. De este modo, el diseño personal responde al propósito que cada uno tiene. Es decir, el diseño o forma va acorde a la finalidad que se pretende alcanzar.

- Jeremías 1:4-10 Vino, pues, la palabra de Jehová a mí, diciendo: Antes que te formase en el vientre, te conocí; y antes que nacieses, te santifiqué; te di por profeta a las naciones. Y yo dije: ¡Ah, ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño. Y me dijo Jehová: No digas: Soy niño, porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande. No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová. Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí, he puesto mis palabras en tu boca. Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, y para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar.

- Jeremías 51:20-21 Martillo sois para mí, y armas de guerra; y por medio de ti destrozaré naciones, y por medio de ti destruiré reinos, y por medio de ti destrozaré caballos y a sus jinetes, y por medio de ti destrozaré carros y a los que suben en ellos.

En el caso de Jeremías es posible detectar rápidamente su propósito, Dios le dijo que él estaría “sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, y para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar” Ese era su propósito, para esa finalidad nació Jeremías. No nació para otra cosa.

Por su parte, el diseño de Jeremías, o al menos parte del diseño, se encuentra en el capítulo 51, donde se aprecia que para cumplir con el propósito de destruir, arruinar y derribar el sería un martillo, el sería un arma de guerra.

Además, Jeremías era un profeta, ese era su ministerio. Pero al igual que lo anterior, así como el diseño responde al propósito, el ministerio responde al diseño.

Además de este diseño de martillo, hay otros diseños más en la palabra. Por ejemplo, hay diseño de anillos de sellar que eran anillo usados por autoridades de alto nivel para sellar un decreto o edicto real que era irrevocable. Otro ejemplo, hay personas que tienen el diseño de espada, otros con diseño de arco, y otros con diseños de flecha. Todos claramente con un propósito ofensivo, una finalidad vinculada a la guerra.

- Hageo 2:23 En aquel día declara el SEÑOR de los ejércitos ``te tomaré a ti, Zorobabel, hijo de Salatiel, siervo mío declara el SEÑOR ``y te pondré como anillo de sello, porque yo te he escogido--declara el SEÑOR de los ejércitos.

- Zac 9:13 Porque he tensado para mí a Judá como arco, e hice de Efraín como su flecha; e incitaré a tus hijos, oh Sión, contra tus hijos, oh Grecia, y te pondré como espada de valiente.

Distinguir nuestra identidad, nuestro propósito y nuestro diseño es fundamental. Si eso no ocurre corremos el riesgo de vivir vidas falsas alejadas de lo que realmente Dios quiere para nuestras vidas. ¿qué podría hacer un hijo de Dios con un diseño de anillo en medio de un guerra? Quizás antes tendría mucho que hacer, pero después no. De modo que es fundamental que podamos distinguir nuestros dones y ministerios, pero más aún cual es nuestra identidad en Cristo, cual es nuestro propósito y cuál es nuestro diseño.

Por mucho tiempo la iglesia solo ha puesto atención a los ministerios y dones, pero detrás de ellos hay mucho más por descubrir.



Ángelo Palomino

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