domingo, 8 de mayo de 2016

Identidad, propósito y diseño



Gedeón era miedoso, se escondía de sus enemigos en vez de enfrentarlos, en cambio para Dios él era valiente, de manera que pueden haber dos visiones distintas acerca de quiénes somos. Resulta ser que podemos ser una cosa en la tierra, y desde la visión de los cielos podemos tener otra opuesta a la anterior.

Esta discrepancia extrema, entre lo que Dios dice que somos y lo que realmente hemos sido en la tierra, se produce justamente porque hemos permitido que nuestra identidad tome exclusivamente insumos de lo terrenal para constituirse.

Esto significa que la identidad que hemos tenido se ha conformado de acuerdo a las situaciones que hemos vivido en la tierra. Por ejemplo, un joven puede llegar a sentirse y verse a sí mismo como alguien de poco valor a causa de un trauma como una violación. O quizás no por causa de un evento traumático específico, pero sí por situaciones continuas reiteradas y constantes en el tiempo, como la falta de amor de sus padres y de las personas más cercanas, manifestado en la desatención, la escasa demostración de cariño o aliento, u otros.

Todo lo anterior, lleva a preguntarnos como nos vemos a nosotros mismos, como estamos viviendo, y aquello contrastarlo con lo que el cielo dice que somos. Cuándo el ángel enviado por Dios desciende del cielo le dice a Gedeón “varón esforzado y valiente”, Gedeón, en la tierra, era un varón, también era esforzado pues de hecho estaba trabajando, pero no era valiente, era miedoso. De modo que un tercio de la identidad de Gedeón era absolutamente contraria a la identidad que el cielo quería otorgarle. ¿cuánto de nuestra identidad está alineada al cielo? ¿Cuánto de los que somos en la tierra se corresponde con lo que el cielo dice que somos?

En consecuencia, nuestra identidad debe formarse acorde a lo que la voz del Padre dice sobre nosotros. Nuestro ser debe transformarse acorde a lo que Dios nos muestra. Debemos construir nuestra identidad sobre el cimiento de su voz, sobre el verbo que es Cristo, la roca. El Abba Padre es la fuente de la cual debemos tomar los insumos para ser.

- 1 Corintios 13:12 Biblia de las Américas: Porque ahora vemos por un espejo, veladamente, pero entonces veremos cara a cara; ahora conozco en parte, pero entonces conoceré plenamente, como he sido conocido.

La idea central es que tenemos una identidad celestial. Nuestra identidad terrenal debe ser transformada para adoptar dicha identidad celestial. El Apóstol Pablo decía que en algún momento de su vida conocería como él fue conocido, porque entendía que él era conocido de una forma distinta a como era conocido en la tierra. En efecto, antes de ser Pablo él fue Saulo. Pero aun siendo apóstol de Jesucristo el seguía entendiendo que su identidad tenía que ser mudada y cambiada constantemente para ser aquel que el cielo decía que él era.

- Efesios 1:3-5 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en El antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de El. En amor nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad

En la tierra, en el transcurso de nuestra vida, y especialmente de nuestra niñez, se ha formado una “identidad caída”. Aquella identidad se ha formado en la mentalidad de lo que el cuerpo físico ha pasado a través de los años de vida. Pero Dios nos escogió antes de que viviéramos la vida física, incluso antes de la fundación del mundo, es decir, antes de que existiera el planeta tierra, y por lo tanto, antes de que incluso existieran nuestros padres que nos engendraron, antes que nuestros abuelos, antes que nuestros tatarabuelos.

Nuestro cuerpo físico no existía. Sin embargó Dios ya nos conocía, ya nos había escogido, porque nuestro espíritu existía con él, existíamos dentro de Dios, antes de ser soplados por él a la tierra, hacia el cuerpo que se estaba formando en el vientre de nuestra madre. Al unirse nuestro espíritu con el cuerpo físico, apareció nuestra alma.

- Jeremías 1:5 Antes que te formase en el vientre, te conocí; y antes que nacieses, te santifiqué; te di por profeta a las naciones.
Propósito

Antes de nacer ya existíamos, ya teníamos una identidad, Pues Dios ya nos conocía. Y él ya había determinado el propósito por el cual nos enviaría a la tierra. Su propósito en nosotros es eterno.

- Efesios 3:11 conforme al propósito eterno, que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor.

¿Qué es el propósito? Es una finalidad, es algo que se quiere lograr, es un objetivo por alcanzar. El propósito de Dios con nosotros es aquello que Dios quiere hacer por medio de nosotros con la intención de generar algo específico que él desea.

Diseño, ministerios y dones:

El diseño, en cambio, es la forma, es la manera, es un modelo por medio del cual se alcanza el propósito.

Por ejemplo, si mi intención o propósito es llevar agua y beberla cuando tenga sed, una botella me servirá perfectamente debido a su forma, debido a su diseño. En cambio, si intento lo mismo pero con un libro no servirá para cumplir el propósito, pues por más que lo intente, un libro no tiene la forma adecuada ni está hecho del material que se necesita para portar el agua.

Lo mismo ocurre con nosotros en el ámbito espiritual, tenemos un propósito por el cual nuestro espíritu ha sido soplado por Dios a la tierra, y para cumplir con ese propósito venimos con un diseño que nos permite ejecutar ese propósito. De este modo, el diseño personal responde al propósito que cada uno tiene. Es decir, el diseño o forma va acorde a la finalidad que se pretende alcanzar.

- Jeremías 1:4-10 Vino, pues, la palabra de Jehová a mí, diciendo: Antes que te formase en el vientre, te conocí; y antes que nacieses, te santifiqué; te di por profeta a las naciones. Y yo dije: ¡Ah, ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño. Y me dijo Jehová: No digas: Soy niño, porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande. No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová. Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí, he puesto mis palabras en tu boca. Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, y para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar.

- Jeremías 51:20-21 Martillo sois para mí, y armas de guerra; y por medio de ti destrozaré naciones, y por medio de ti destruiré reinos, y por medio de ti destrozaré caballos y a sus jinetes, y por medio de ti destrozaré carros y a los que suben en ellos.

En el caso de Jeremías es posible detectar rápidamente su propósito, Dios le dijo que él estaría “sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, y para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar” Ese era su propósito, para esa finalidad nació Jeremías. No nació para otra cosa.

Por su parte, el diseño de Jeremías, o al menos parte del diseño, se encuentra en el capítulo 51, donde se aprecia que para cumplir con el propósito de destruir, arruinar y derribar el sería un martillo, el sería un arma de guerra.

Además, Jeremías era un profeta, ese era su ministerio. Pero al igual que lo anterior, así como el diseño responde al propósito, el ministerio responde al diseño.

Además de este diseño de martillo, hay otros diseños más en la palabra. Por ejemplo, hay diseño de anillos de sellar que eran anillo usados por autoridades de alto nivel para sellar un decreto o edicto real que era irrevocable. Otro ejemplo, hay personas que tienen el diseño de espada, otros con diseño de arco, y otros con diseños de flecha. Todos claramente con un propósito ofensivo, una finalidad vinculada a la guerra.

- Hageo 2:23 En aquel día declara el SEÑOR de los ejércitos ``te tomaré a ti, Zorobabel, hijo de Salatiel, siervo mío declara el SEÑOR ``y te pondré como anillo de sello, porque yo te he escogido--declara el SEÑOR de los ejércitos.

- Zac 9:13 Porque he tensado para mí a Judá como arco, e hice de Efraín como su flecha; e incitaré a tus hijos, oh Sión, contra tus hijos, oh Grecia, y te pondré como espada de valiente.

Distinguir nuestra identidad, nuestro propósito y nuestro diseño es fundamental. Si eso no ocurre corremos el riesgo de vivir vidas falsas alejadas de lo que realmente Dios quiere para nuestras vidas. ¿qué podría hacer un hijo de Dios con un diseño de anillo en medio de un guerra? Quizás antes tendría mucho que hacer, pero después no. De modo que es fundamental que podamos distinguir nuestros dones y ministerios, pero más aún cual es nuestra identidad en Cristo, cual es nuestro propósito y cuál es nuestro diseño.

Por mucho tiempo la iglesia solo ha puesto atención a los ministerios y dones, pero detrás de ellos hay mucho más por descubrir.



Ángelo Palomino

sábado, 16 de abril de 2016

¿Es la iglesia de derecha, o de izquierda?




Progresivamente para este lado del mundo, especialmente en América Latina, la iglesia cristiana evangélica ha ido tomando un rol cada vez más protagónico en relación a los asuntos públicos o políticos de sus respectivas naciones, dejando atrás lo que parecía ser una característica pasividad. Es así que, por acción o reacción, se han generado organizaciones e instituciones cristianas, y e han levantado líderes e incluso partidos políticos de inspiración cristiana.

En efecto, algunos casos de esta incursión en el ámbito público se explican porque se ha ido generando un entendimiento acerca de que el rol de la iglesia excede a las actividades cotidianas que se realizan al interior de los templos, y consecuentemente, se ha sumado la comprensión de que la gran comisión definida en mateo 24 no solo trata de evangelizar y discipular personas o grupos, sino que verdaderamente naciones, incluyendo sus sistemas culturales, políticos, económicos, educacionales, entre otros[1].

En los otros casos, que parecen ser los de mayor presencia, deben su explicación a una reacción de la iglesia frente a las trasformaciones culturales y políticas que se han venido gestando en las naciones latinoamericanas. Muchos líderes y pastores han reaccionado con una mezcla de preocupación y fuerza ante la denominada agenda anti-valórica de muchos gobiernos y ONG`S de la región, expresada en leyes de aborto, de matrimonio homosexual, de legalización de la marihuana, entre otros. En este último grupo de casos, la iglesia se ha entendido a sí misma como baluarte de la verdad moral. En cambio, en el primer grupo de casos, la iglesia se ha visto como depositaria de una verdad activa que puede transformar naciones y culturas trayendo bendición y prosperidad[2]. 

Ante el mencionado impulso anti-valórico, que proviene desde el espectro político de izquierda, la iglesia pareciera mostrarse ante el resto de la sociedad como un actor político de derecha, puesto que han sido los políticos de dicho sector quienes se han mostrado en contra de estas leyes, y a su vez, muchos líderes de la iglesia se han mostrado a favor de candidatos de ese lado de la política, y junto con ello, han ingresado a sus movimientos o partidos políticos por esta afinidad mencionada. Pero, ¿debiera ser efectivamente la iglesia de derecha? Y si no es así, ¿debiera articular un proyecto publico desde la izquierda? 

Para responder aquello, es necesario señalar sucinta y genéricamente, las ideas y creencias básicas que guían la acción política de la derecha y la izquierda. Básicamente, la derecha política cree en la libertad individual, particularmente en el plano económico y comercial, pues postula que esto permite el progreso económico, de tal forma que se le otorga amplio espacio al mercado, junto con reducir y/o mejorar la acción del Estado. Incluso, en algunos planteamientos de derecha, el Estado debe ser restringido solo a la promoción de la estabilidad, el orden público y la seguridad en general. Además, en relación al plano moral, la derecha tiende a ser generalmente más conservadora que liberal, sin desconocer por cierto que también existe un ala que no solo es liberal en lo económico sino también en lo moral.

En cambio, básicamente, la izquierda política cree en la necesidad de establecer relaciones sociales de igualdad, para lo cual se plantea un Estado que debiera ser de mayor tamaño con el fin de proveer bienes públicos que, incluyendo el orden, considere también una marcada acentuación en las políticas sociales para superar las desigualdades socioeconómicas. Además, junto con ello, la izquierda ha tendido a ser más bien crítica y progresista en lo moral.

Como puede desprenderse de lo anterior, tanto la derecha como la izquierda han generado un entramado de ideas y creencias (o ideologías) contrapuestas acerca de cómo son, cómo deben funcionar y como debiera ser una sociedad ideal. Hay una intención de buscar y alcanzar el bien común, pero con ideas y creencias distintas, y por lo tanto, también con metodologías o caminos diferentes. 

Frente a tales planteamientos e ideologías políticas, habría que reconocer que hoy, la participación política de la iglesia, pareciera estar más cercana a la derecha, puesto que en buena medida ha sido este sector del espectro político el que ha estado en contra del progresismo moral expresado actualmente en la denominada agenda anti-valórica. Creo que eso se debe a que las actividades vinculadas a la acción social de la iglesia han funcionado casi indistintamente de los gobiernos de turno y de las leyes que se promulguen. No ocurre así con la acción moral de la iglesia, que se siente vulnerada por las leyes progresistas en moral. En ese sentido, el incentivo a la participación en política desde la iglesia, no ha estado puesto en los cambios sociales sino que en lo cambios morales, pues es en estos últimos donde en general la iglesia se ha visto atentada. A mi juicio, es por esta razón que comunicacional o públicamente, la iglesia pareciera estar en mayor sintonía con la derecha. Pero es solo algo "visual". En efecto, mirando desde un prisma más amplio, desde la cosmovisión y cultura cristiana, la iglesia no es de derecha, pero tampoco de izquierda.

La iglesia cristiana, que es el cuerpo de Cristo en la tierra, tiene una cosmovisión y una cultura que, si bien tiene ciertas afinidades circunstanciales con la derecha y la izquierda en algunos aspectos, ella misma posee una visión de gobierno absolutamente distinta y lejana a las ideologías políticas mencionadas. 

En efecto, la iglesia tiene una cultura de la vida, y por lo tanto está en contra del aborto y la eutanasia como lo está, en general, la derecha. La iglesia comprende el papel de la decisión, elección (o libre albedrío) que tiene el ser humano[3], como de cierta forma lo está la derecha en relación con el concepto (limitado) de libertad. Hay también una cultura de progreso, que genere prosperidad material, entendiendo por cierto, que aquello es más bien de carácter accesorio y como consecuencia de una vida de justicia[4].

Pero también la cosmovisión cristiana está en contra de las desigualdades sociales. Cree en la importancia de la justicia y la equidad[5]. Se preocupa del prójimo considerando su necesidad, ya sea este huérfano, viuda, inmigrante o pobre[6]. Todo esto se ha expresado en la labor social de la iglesia, su visita a los hospitales, su obra en las cárceles, su trabajo de asistencia ante catástrofes, y en general su constante ayuda a los que están en necesidad.

En consecuencia, la cosmovisión y cultura cristiana se entronca con aspectos tanto de la derecha como de la izquierda. Sin embargo no es ni lo uno ni lo otro. La iglesia no es de derecha, como tampoco es de izquierda. Su sabiduría es de lo alto, es una sabiduría que destruye la sabiduría o ideología de los sabios[7]Esa sabiduría del cielo es profundamente diferente a las ideologías políticas en la tierra, que establecen dualismos en el corazón humano, y generan una mente partidaria. Como iglesia  debemos reconocer que él no es partidista, tal y como lo descubrió Josué[8]

Jesús llamó a discípulos tan disimiles como Simón el Zelote y como Mateo el recaudador de impuestos. Él discipuló a un Zelote revolucionario que estaba en contra del "sistema" al punto de querer destruirlo por la fuerza, pero también discipuló a aquel que trabajaba a favor del sistema de su época. Ese discipulado cambió sus mentalidades partidistas, tanto como hoy en día nuestros discipulados deben producir un cuerpo de ideas que mude nuestras ideologías, por las ideas que vienen de la cosmovisión bíblica. 

Debemos ser una iglesia que se entiende a sí misma como luz, como sal, como ciudad. Una iglesia que influye en los asuntos públicos de las naciones de la tierra, trayendo respuestas y soluciones del cielo a las interrogantes y problemas de esta tierra. Pero no desde las ideologías políticas, sino desde la  sabiduría de Dios que concibe una cosmovisión distinta, pero que necesita ser trabajada por esta generación para proponer un cuerpo de ideas y políticas que siembren un modelo de transformación social bíblico. 





Notas:


[1] Véase: Miller, Darrow. Discipulando Naciones. 2002.

[2] Véase: Mangalwadi, Vishal. Verdad y Transformación. 2010.

[3] Deuteronomio 30:19; Josué 24:14-15.

[4] Deuteronomio 28; Salmo 1:1-3.

[5] Salmos 9:8-9.

[6] Salmo 68:5-6; Deuteronomio 10:18-19; proverbios 22: 22-23.

[7] Santiago 3:17; 1 Corintios 1:18-19.

[8] Josué 5:13-14.





Ángelo Palomino

martes, 11 de agosto de 2015

FOBOS: El espíritu de Temor



Hay tres clases de temor. El primero se trata del temor normal o natural que todas las personas sentimos frente a algo que concebimos como amenaza. Este es un tipo de temor que, generalmente, funciona de forma normal con el fin de que los seres humanos puedan reaccionar rápida y eficazmente frente a dicha amenaza. Por ejemplo, cuando alguien nos lanza un objeto hacia nuestro rostro, reaccionamos prácticamente de forma automática cubriéndonos con la mano o esquivándolo, sin que nuestro cerebro se tome el tiempo de pensar algunos segundo en lo que deberíamos hacer. Esto es porque frente a la sensación de temor, todo nuestro cuerpo reacciona con el fin de preservarse. Una de esas reacciones concretas es el aumento de los latidos del corazón y de la adrenalina en el cuerpo, lo cual permite que podamos tener esas reacciones rápidas que ameritan las situaciones que nos atemorizan. Por lo tanto, este tipo de temor o miedo, que es normal y natural en el ser humano, tiene el objetivo de que reaccionemos rápida y adecuadamente frente a alguna situación atemorizante.

El segundo tipo de temor es “el temor de Jehová”. Este tipo de temor es espiritual, y tiene por principal función detener nuestro accionar frente a aquellas cosas que no agradan a Dios. Por ejemplo, cuando un hijo de Dios se enfrenta a una tentación, digamos robar, inmediatamente en él se activa este temor, que proviene del Espíritu de Dios, indicándole que debe detenerse y no concretar aquel pecado. Algunas de las formas en que ese temor puede manifestarse es con una sensación de desagrado o de incomodidad o de amonestación por parte de Dios, o con la simple percepción de que lo que quiere realizar no está bien, sino que mal delante de Dios. De esta forma, el temor de Dios nos detiene para no realizar aquello que desagrada a Dios. 

Proverbios 8:13  El temor de Jehová es aborrecer el mal

Salmos 112:1  Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, y en sus mandamientos se deleita en gran manera.

El tercer tipo de temor es el que proviene del “espíritu de temor”. Este temor tiene la función de detener nuestras acciones o las posibles acciones que podamos realizar para el Reino de Dios. Por ejemplo, es muy común que cuando a una persona se le indica que debe predicar o realizar una labor importante, la persona siente un miedo que lo paraliza y considera dar un paso al costado y no realizar aquello que se le indicó. Esto ocurre porque la persona se enfrenta a pensamientos para detenerla, como por ejemplo que le saldrá mal, que no podrá hablar bien, que se turbará, que se pondrá nerviosa, no sabrá que decir, y un sin número de otros pensamientos que generalmente van acompañado de sensaciones de inseguridad y nerviosismo extremo. Esto se debe justamente al espíritu de temor. Es el espíritu de temor el que habla o susurra estos pensamientos. Es decir que no provienen de la persona misma, sino de ese espíritu. Este espíritu se llama “fobos”. Fobos es la palabra griega usada en el Nuevo Testamento para referirse al miedo o temor, y de ella provienen palabras actuales como “fobia” que son miedos extremos e irracionales hacia algo determinado. 

El espíritu de fobos es un enemigo del hijo de Dios, que busca paralizarlo para que no cumpla el propósito de Dios, para que no pueda establecer el Reino, busca atemorizarlo con sensaciones y pensamientos de temor, este espíritu busca paralizar a su presa. Es por esta razón que hay muchas personas que están paralizadas, que no están haciendo lo que deberían hacer. Por ejemplo, muchos no predican o evangelizan simplemente por el temor, indicando que son tímidos o distintos argumentos que, sin saberlo, no son argumentos propios, sino que son ideas que el espíritu de temor ha sembrado en ellos, y ellos lamentablemente lo han creído. 

Cuando el espíritu de fobos logra paralizar a los hijos de Dios, finalmente logra que el Reino de Dios no se establezca. Pues, como dice la escritura, son los valientes los que arrebatan el Reino, no los cobardes. Los valientes traen el Reino, pero los cobardes lo detienen. Es por eso que la biblia dice que los cobardes e incrédulos tienen su parte en el lago de fuego, junto con los que cometen errores tan grandes como la hechicería o la idolatría. 

Por lo tanto, es posible notar que para Dios este espíritu es realmente muy importante, porque detiene su obra entre sus hijos al paralizarlos. Así mismo, Dios nos ha otorgado la autoridad para vencer a fobos. Él nos ha dado espíritu de poder, de amor y de dominio propio para vencerlo. El poder de Dios en nosotros siempre nos impulsara a cumplir y accionar trayendo su Reino, el perfecto amor hecha fuera todo temor, y el dominio propio nos permitirá controlar nuestra vida, para que podamos decidir libremente cumplir con lo que Dios nos ha ordenado, y ya no obedecer a la voz del espíritu de temor que susurra y habla pensamientos mentirosos a nuestra mente y corazón.

Entonces, el primer tipo de temor es de tipo natural y, generalmente, funciona normal. En cambio, el segundo y tercer tipo de temor son de tipo espiritual, pero el temor de Jehová proviene del Espíritu de Dios, cuyo propósito es generar incomodidad en el creyente para que este decida detenerse y no realizar algo que no agrada a Dios, por otra parte, el temor del espíritu de temor proviene del espíritu de fobos, cuyo propósito es paralizar al hijode Dios de modo que este no pueda hacer aquello que Dios demanda, y de esa forma, detiene el Reino de Dios que solo puede ser arrebatado por los valientes. 

Para vencer este espíritu primero debemos decidir si realmente queremos dejar de seguir siendo sus siervos, pues debemos decidir dejar de obedecer la voz del temor y no hacerle caso cuando esos pensamientos y sensaciones nos ataquen. Debes decidir obedecer a Dios primero, antes que a “tus propios temores” que te paralizan. En consecuencia, debemos destronar a fobos de nuestro corazón y mente. Debemos quitarle su reinado en nosotros, estableciendo que es la voz del Espíritu de Dios la que hablará y guiará nuestras acciones y las obedeceremos aun cuando nos dé temor realizarlas. Porque si queremos realmente arrebatar el reino tendremos que ser valientes.

Mateo 11:12  Y desde los días de Juan Bautista hasta ahora, el reino de los cielos es tomado a viva fuerza, y los valientes lo arrebatan.

2 Timoteo 1:7-8  Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios,

Apocalipsis 21:7-  El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.




Angelo Palomino

viernes, 10 de abril de 2015

El aborto: un plan actualizado de las tinieblas sobre las generaciones


Considero que los hijos de Dios no deben de estar de acuerdo con el aborto por dos básicas razones. Primero porque una acción como lo es abortar no procede de Dios. Y segundo, porque una acción como esa si procede de satanás.

La vida, y el desarrollo de la vida no es un asunto de decisión humana, por el contrario, es un asunto de Dios. Es el quien establece los límites de nuestro tiempo en la tierra, y los propósitos de nuestra vida asociada a dicho tiempo. Esto es, que Dios nos brinda la cantidad de tiempo necesario en la tierra con el fin de que en medio de ese tiempo seamos capaces de andar en sus propósitos, aquellos que él ha dispuesto desde antes de la fundación del mundo. de tal forma, que el tiempo de nuestra vida está en función de los propósitos que debemos alcanzar.

Arrebatar la vida de un bebe por nacer es absolutamente contrario al deseo y el plan de Dios. De hecho el deseo del Dios es darnos vida, por medio de Jesucristo, no quitarla ("el vino a darnos vida, y vida en abundancia"). Aun más, él no solo tiene vida para darnos, además él es vida, la biblia dice que Jesucristo es el camino, la verdad y la vida, nótese, él es la vida. Por lo tanto, estar a favor del aborto es estar absolutamente en contra de lo que es él. Una acción como esta jamás podría venir de Dios, y tampoco debería venir de alguien que cree ser un hijo de Dios.

Por otro lado, no solo el aborto no procede de Dios, sino que además este, con toda seguridad, procede de satanás. Una obra continua de satanás, claramente expresada en la biblia, ha sido justamente arrebatar las vidas de los niños. No siendo un aborto como tal en el sentido de matar al bebe en el vientre, pero si está presente dicho principio de acción. Ejemplos como los de la época de Moisés en Egipto, o los del propio Jesús durante el gobierno romano, dan cuenta e ilustran de este punto. Nótese que ambos fueron, y son libertadores, vinieron a la tierra en un tiempo específico con un propósito claro: traer libertad. Es éste propósito el que satanás quiere entorpecer, y la mejor forma de hacerlo es matando a la generación que trae esa comisión eterna dentro de ellos: la libertad.

Además, matando a una generación de niños no solo se logra estorbar un propósito, también se logra pervertirlo. si hay un pecado que contamina la tierra es el derramamiento de sangre, y sobre todo cuando es de sangre inocente (Números 35:33). La biblia señala que éste es uno de los pecados que más aborrece Dios (Proverbios 6:15-17). Por lo tanto, el aborto solo puede ser un plan de satanás, pues el vino para "robar, matar y destruir". a diferencia de Dios que vino a "darnos vida, y vida en abundancia".

Esta perversión del propósito de Dios es mucho más clara y evidente cuando podemos notar la estrecha relación que existe entre la tierra y el aborto. La última contamina a la primera por medio del derramamiento de sangre, y esto se vuelve vital para satanás al saber que debe matar justamente a una generación que trae en sus lomos la libertad. Porque lo que ha esperado la tierra ansiosamente es justamente la libertad de los hijos de Dios (Romanos 8:19-21), pero si ellos no nacen para poder cumplir su propósito, siendo abortados, no solo la tierra no recibe la libertad anhelada, sino que por el contrario es mucho mas contaminada y esclavizada.

En definitiva, el aborto no puede provenir de Dios, cuya esencia es vida, cuya intención es que como seres humanos vivamos en plenitud de vida, cumpliendo el propósito eterno que nos ha sido asignado. En cambio, el aborto es claramente una acción que proviene de satanás cuya esencia es robar, matar y destruir generaciones, y si puede hacerlo antes de que nazcan mejor aun para él, pues evita los propósitos y contamina la tierra. a la luz de esto, no me extraña entonces que Chile atraviese por situaciones ambientales tremendamente irregulares.

En consecuencia todo hijo de Dios debe rechazar el aborto porque Dios lo rechaza, hacerse parte de esta supuesta "demanda ciudadana", es en verdad hacerse parte de una demanda de parte del infierno, es hacerse parte de la agenda de satanás para nuestro país (y por cierto para las naciones de la tierra). No podemos estar a favor del aborto, todo lo contrario, debemos estar absolutamente en contra de este plan de asesinato masivo de vidas y propósitos eternos. 



sábado, 14 de marzo de 2015

¿Qué hacer cuando nos ofenden? Tres pasos para ser restaurados


La iglesia reúne a una gran variedad de personas, pues aunque la iglesia sea un solo cuerpo, tiene muchos miembros. Siendo así, los conflictos o diferencias entre los miembros puede volverse algo bastante común, porque cada persona tiene sus propias debilidades, preferencias y opiniones. He incluso, distintas formas de entender lo que ocurre en su entorno, y por tanto, distintas formas de proceder frente a determinadas situaciones.

De esta forma, es casi ineludible que llegue algún momento en que tengamos problemas en nuestras relaciones sociales, especialmente al interior de nuestras congregaciones. En consecuencia, es necesario que cada persona en la iglesia sepa que debe hacer cuando un hermano, líder, o Pastor lo ofende o “peca contra él”.

Conocedor de estas tendencias en las personas para entrar en pleitos y diferencias, Dios  ha dispuesto la solución de ellas. Dios ha dispuesto un diseño que puede exponerse en una serie de pasos. Son pasos para alcanzar el perdón, son pasos que debemos hacer vida cuando estemos enojados con alguien a causa de alguna actitud que nos haya molestado.

De acuerdo a Jesucristo hay 3 pasos que debemos seguir cuando nos han ofendido o cuando consideramos que alguien ha hecho algo incorrecto:

“Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Más si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano.” (Mateo 18:15-17)

El primer paso es hablar con la persona en privado, el segundo paso es hablar con la persona junto con otros hermanos que deben ser maduros en la fe, y el tercer paso es decirle a la Iglesia. Por lo tanto, cuando consideres que alguien se ha equivocado, o pecado, o te ha ofendido, todo lo que hable tu boca sobre el tema debe ir desde lo privado hacia lo público.

Lamentablemente las personas en las congregaciones generalmente recorren estos pasos al revés, tienden a ir de lo público a lo privado. Entonces, ¿QUÉ PASOS NO DEBEMOS SEGUIR?

  - Comentar y difundir el asunto a otros hermanos sin haber hablado primero con el afectado (pecado de murmuración. Véase 1 Corintios 10:10, Santiago 4:11-12, y Filipenses 2:14).
-      -  Hablar con la persona pero hacerlo enojado, y sin la intención de llegar al perdón (Dios tampoco te perdonará cuando te equivoques. Véase Mateo 6:14-15, y Santiago 1: 19-20).
        -  No decir nada y guardarse el asunto (pecado de omisión. Véase Santiago 4:17).

Por lo tanto, una persona puede cometer un error o pecar, pero si lo contamos a otros simplemente estamos haciendo lo mismo, es decir, cometiendo un error también, y además pecando de murmuración. Ese camino no tiene ningún sustento celestial, ni muestra en nada la imagen de Cristo.

Es necesario evitar el exponer a nuestros hermanos, dejar de contarles a los amigos u otros, dejar de publicar en Facebook u otras redes sociales nuestros problemas con las personas, y tomar la decisión valiente, y a la vez humilde, de hablar directamente con quien tenemos el problema, dejando de lado el enojo y la ira, porque debemos ser capaces de tener la paciencia que Dios ha tenido con nosotros, y perdonar como él nos ha perdonado.

“Soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro; como Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros” (Colosenses 3:13)

Cuando contamos el error del hermano a otros (o lo publicamos en Facebook como comúnmente ocurre) solo estamos mostrándole a Dios nuestra inmadurez, mostrándole lo carnal que somos. Porque si fuésemos espirituales buscaríamos perdonar y ser perdonados para manifestar restauración. Esta es la ley de Cristo: ser manso pidiendo y entregando perdón.

“Hermanos, aun si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Llevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo. (Gálatas 6: 1–2).

Es menester que sobre el cuerpo de Cristo se desate un manto de amor, para ser vestidos de ese manto. El amor nos solo puede, sino que debe vestirnos, porque por separado podemos ser muy diferentes e imperfectos, pero bajo un manto de amor podemos llegar a ser perfectos. Vestidos de amor podremos cumplir la ley de Cristo.

“Soportándoos los unos a los otros y perdonándoos los unos a los otros, cuando alguien tenga queja del otro. De la manera que el Señor os perdonó, así también hacedlo vosotros. Pero sobre todas estas cosas, vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Cristo gobierne en vuestros corazones, pues a ella fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos” (Colosenses 3: 13-15)

“Sobre todas estas cosas, vístanse de amor, que es el vínculo de la unidad (de la perfección)” (Colosenses 3:13 NBLH).




Angelo Palomino

sábado, 25 de octubre de 2014

Buscando identidad en él


Una de los aspectos centrales que Dios quiere reformar en nosotros es “nuestra identidad”, o mejor dicho lo que creemos y pensamos que es nuestra identidad. Dios anhela quebrar y desarraigar estructuras y palabras que él no estableció ni habló sobre nosotros, y a pesar de lo cual están ahí por distintas causas, (principalmente a causa de la cultura y lo heredado).

La palabra nos da luz respecto a éste tema. De acuerdo a ella, la identidad está fuertemente arraigada en lo que pensamos. Proverbios nos muestra que “tal es la persona” (identidad) de acuerdo a lo que piensa en su corazón. Por lo tanto, nuestra identidad está en directa relación con los pensamientos que están sonando dentro de nosotros.

Proverbios 23:7  “Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él”.

Ahora bien, no hay problema en que la identidad sea algo, en cierto sentido, intangible, y por lo tanto, no directamente relacionado a lo material. El problema es que lo que pensamos acerca de nosotros mismos, no es idéntico a lo que El Padre pensó y piensa de nosotros. Los pensamientos que tenemos son muy distintos a los pensamientos que Dios tiene.

Isaías 55:8-9 “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.

Nuestros pensamientos están muy alejados de lo que Él Padre piensa, y por lo tanto nuestra identidad, que se compone de lo que pensamos, también está tremendamente alejada de lo que Dios piensa que somos, y quiere que seamos. La identidad que proviene de sus pensamientos es más alta de lo que imaginamos y concebimos con nuestro corazón y con nuestra mente, así como es tan alto el cielo de la tierra.

Nuestra identidad debe sacudirse de los pensamientos terrenales, porque como lo expresa Eclesiastés, nada nuevo hay bajo el sol. ¿Pero sobre él? (¡Selah!). Nuestro corazón y nuestros pensamientos deben experimentar sus alturas, para ser todo que él piensa que somos. Y para él somos mucho más de lo que la tierra y su cultura nos dice que somos.

Debemos desaprender lo que creemos que somos, debemos quebrar con nuestras propias percepciones acerca de lo que pensamos que somos, porque sin darnos cuenta podemos vivir literalmente con una identidad falsa si es que no somos expuestos a su sabiduría de lo alto.

Dios continuamente fue rompiendo con “lo conocido” en aquellos hombres que fueron llamados a vivir y caminar con él. Hay dos ejemplos notables de esto. Moisés conocía el fuego, y conocía las zarzas, sabía que el fuego quemaba, y que todo lo que fuera expuesto al fuego se consumiría. Sin embargo, Dios quebró sus límites de “lo conocido” y de lo aprendido. Dios le mostró que las cosas no siempre serían como el las concibió en su mente a causa de lo aprendido por su experiencia. Todo aquel que ha tocado el fuego se ha quemado, y cada vez que se acerque nuevamente ya sabe que el fuego puede quemarlo. Pero Dios empezó a reformar la mente de Moisés, a fin de que dentro de él se desprogramaran las limitantes de lo conocido y de lo posible, mostrando que una zarza podía arder sin consumirse, y que de ella podía salir una voz manifestando y dándole la experiencia de que lo imposible en Dios es en realidad solo un concepto de límite presente en nuestra mente, pero no en la mente de Dios, en la mente de Cristo. En Moisés tenía que arraigarse la fe de que el pueblo esclavo sería un pueblo de reyes y sacerdotes. Moisés, el príncipe criado en Egipto, tenía que tener la fe para conducir al Príncipe de Dios (Israel) por el desierto, sin morir en el intento. Sus pensamientos tenían que ser removidos, no a causa de él, sino a causa de Israel.

Un segundo ejemplo notable la constituye la historia de Gedeón, en cuyo caso, primero él tuvo que ser desprendido de sus pensamientos, por lo tanto cambiando su identidad en dicho proceso.

Jueces 6:11-12; 14-15  “Y vino el ángel de Jehová, y se sentó debajo de la encina que está en Ofra, la cual era de Joás abiezerita; y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas. Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado y valiente. […] Y mirándole Jehová, le dijo: Vé con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo? Entonces le respondió: Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre”.

Gedeón es el personaje por excelencia que vive una vida con una identidad que no le pertenece. Gedeón escondía el trigo de los enemigos, no se atrevía a hacerlo en público, toda persona que evidencia ese tipo de actitud podría ser evidentemente reconocida como un miedoso. ¡Pero el Angel que trae la verdad de Dios le dice varón esforzado y valiente! Podría ser esforzado porque estaba trabajando, pero de ser valiente estaba muy lejos. De hecho, a causa de su inseguridad, pide muchas confirmaciones para estar seguro de que tendría victoria en aquellas cosas que Dios estaba demandando que hiciera, a pesar de que estaba conversando directamente con un ángel.

Gedeón evidentemente no era un varón valiente. ¿Se equivocó acaso el ángel? ¿Le mintió? No, le dijo la verdad, sacó a luz la verdad sobre su identidad. Dios, que no miente, decía que él era valiente, aunque Gedeón viviera como un miedoso e inseguro. Porque Gedeón vivía en la realidad del mundo, pero no en la verdad de Dios, el no cambia sino hasta que la verdad de Dios abre sus ojos para ver y entender que su identidad era distinta a lo que él siempre fue, y pensó sobre cómo era.

Cuando el Señor nos muestra que sus pensamientos están muy lejos de los nuestros, nos muestra que nuestra identidad es falsa, porque la identidad proviene de nuestros pensamientos, y éstos están tan lejos de los pensamientos del Padre como lo la distancia entre el cielo y la tierra.

Necesitamos una reforma dentro nuestro, para que se quiebre esa máscara que nos engaña pensando que somos una cosa que en verdad no somos, puede ser realidad (como en el caso de Gedeón) pero sin duda no es verdadera y por lo tanto no proviene del Padre. Por ésta razón podemos ser transformados por medio de la renovación de nuestro entendimiento, nuestra identidad y todo lo que somos puede cambiar cuando a tomar lo nuevo que proviene del cielo.

Romanos 12:2 (LBLA) “Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto”

Romanos 12:2 (NTV) “No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.

Que nuestro entendimiento se expanda en las alturas del Padre, para ser lo que verdaderamente somos. Y en ese proceso de ver quiénes somos en él, desaprendamos lo que la cultura terrenal de éste mundo dice que somos. Nos despojemos del viejo hombre, de la vieja identidad, de la manera pasada de vivir, y vivamos en lo que la voz del  Él Padre dice que somos. El nos alza a sus alturas para disolver lo que somos en la tierra, y empezar a ser lo que somos en los cielos.

Colosenses 3:9-10  “No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno”.

Efesios 4:21-24  “si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”.

Job 30:22 "Me alzaste sobre el viento, y me hiciste cabalgar en el, y disolviste mi sustancia".



Angelo Palomino
Hijo del Altísmo

miércoles, 3 de septiembre de 2014

La necesidad de una Iglesia territorial


Como iglesia del Señor hemos cometido muchos errores, y necesitamos un arrepentimiento masivo respecto a nuestros pecados. Hemos construido y mantenido la iglesia de una forma que Dios no concibió. Necesitamos volver a la piedra angular que es Jesucristo.

Uno de esos errores que hemos perpetuado tiene relación con concebir una iglesia “denominacional” y no territorial. Cada iglesia se divide de acuerdo a sus denominaciones o nuevos ministerios, pero Cristo solo dejó una iglesia. La realidad muestra que hay miles de divisiones eclesiásticas, pero el deseo del corazón de Dios fue y siempre ha sido una iglesia unida, y unida a él.

Por ésta razón en Juan 17, que relata la última oración de Jesús sobre la tierra, él oró por la unidad de la iglesia. Y si era su última oración, uno de sus últimos momentos antes de ir a la cruz a morir, él ha de haber orado lo más importante, lo que él consideraba esencial. Una de esas cosas esenciales para Dios es la unidad de la iglesia.

Juan 17: 20-22  Mas no ruego sólo por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno. Como tú, oh Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno

En éstos versículos encontramos la aplicación práctica de la doctrina de la trinidad, de la cual mucho se habla, es una enseñanza bastante básica en los discipulados, pero tan poco aplicada. Una de sus aplicaciones es que así como el Padre, el hijo y el Espíritu Santo son uno, así, de la misma forma nosotros en la tierra seamos uno, tal como lo es la trinidad en los cielos, porque así debe ser en la tierra, debemos clamar para que sea como es en el cielo.

Por lo tanto Dios no concibe una iglesia dividida, que ésta se encuentre en un estado de múltiples denominaciones deberíamos considerarlo como un pecado, un error nuestro. Ahora bien, si ha de haber algún “tipo de división” ésta debería ajustarse a la forma en como Dios concibe la iglesia, es decir, de forma territorial.

En las cartas que Dios envía a las siete iglesias en Apocalipsis (del capítulo 2 al 3), Dios no les escribe a un ministerio particular, no escribe tampoco a una denominación, el escribe a la iglesia-ciudad. Por ejemplo la iglesia de Éfeso, no se llamaba así porque los líderes de la iglesia decidieron ponerle ese nombre, si no que ese era el nombre de la ciudad en la que estaba asentada dicha iglesia, lo mismo con Tiatira, o Laodisea, éstas eran ciudades. Entonces cuando Dios veía la iglesia veía territorialmente, de modo que iglesia y ciudad estaban entrelazadas en la forma en como Dios concebía y miraba las cosas.

Éste error se ha convertido en un problema, porque lentamente nos hemos ido desligando de la responsabilidad territorial que tenemos como hijos de Dios, nos hemos desligado de una responsabilidad que Dios ha puesto sobre nosotros, lo que queramos o no, a Dios le importa el territorio en el que se mueven sus hijos, no solo es importante el templo físico en el que nos reunimos (con su denominación particularista), es relevante también la ciudad completa en la que vivimos, las calles que transitamos, y los lugares por donde andamos.

Sí hoy una nación está mal, los cristianos miran el pecado de los que no son cristianos, y los culpan de ser responsables de dicha situación. Los cristianos miran al resto para juzgar y decir que por el pecado de tal o cual, la nación está bajo juicio. Pero si bien el pecado trae consecuencias, la responsabilidad primera no recae sobre la gente que no conoce a Dios, si no que recae sobre los hombros de aquellos que Dios ha llamado reyes y gobernantes.

La responsabilidad de que un lugar, una ciudad o una nación esté mal o bien recae sobre los hijos de Dios. Mire usted a Jonás en la barca. La tormenta y el riesgo de naufragio no era a causa de los incircuncisos que tenían dioses paganos a los cuales adoraban, si no que era culpa del hijo de Dios, que estaba descansando en el barco en desobediencia a Dios.

Jonás 1:4-5 Y el SEÑOR desató sobre el mar un fuerte viento, y hubo una tempestad tan grande en el mar que el barco estuvo a punto de romperse. Los marineros tuvieron miedo y cada uno clamaba a su dios; y arrojaron al mar la carga que estaba en el barco para aligerarlo. Pero Jonás había bajado a la bodega del barco, se había acostado y dormía profundamente.

El pasaje bíblico nos muestra que la responsabilidad de la tormenta no era de los idolatras o pecadores, sino de que de Jonás.  

Necesitamos entender que la tierra y lo que ocurre en ella es nuestra responsabilidad. Necesitamos entender que así como nuestro Padre es territorial, así también nosotros debemos serlo.

De hecho, el mundo espiritual se mueve de esa forma, Dios ha colocado y asignado ángeles territorialmente. Las cartas a las siete iglesias son escritas a los ángeles de esas ciudades-iglesias. Lo mismo ocurre a un nivel mayor, a nivel no solo de ciudad o territorio, sino también de nación. Por ejemplo Dios ha dispuesto a Miguel como el Ángel de la nación de Israel (Daniel 12:1).

El mundo espiritual es territorial, Dios ha puesto ángeles a cargo de ciudades, de territorios, provincias, y naciones. Esto no solo corre para el Reino de Dios, el reino de las tinieblas también se mueve de forma territorial asignando principados, potestades, gobernadores, y éstos son espíritus territoriales, recuerde que “legión” no quería salir de la provincia en la que se encontraba, y le rogaba a Jesús para no salir de ese territorio (Marcos 5:10), aquel lugar ha de haber sido su territorio asignado.

Ezequiel 22:30  Busqué entre ellos alguno que levantara un muro y se pusiera en pie en la brecha delante de mí a favor de la tierra, para que yo no la destruyera, pero no lo hallé.

La biblia menciona que Dios busca dos tipos de personas. Primero, el busca adoradores en espíritu y en verdad, y en segundo lugar, el busca intercesores. Dios anda buscando personas que clamen por la tierra, a favor de ella, y ésta es gente que ha entendido la responsabilidad que Dios le ha delegado respecto a la tierra que pisan sus pies. Gente que ama su tierra, porque la tierra es la herencia de los justos, y todo justo querrá cuidar la herencia que su Padre ha preparado para ellos.

Salmos 37: 29   Los justos heredarán la tierra, Y vivirán para siempre sobre ella.

El Señor busca ésta clase de personas, que comprende que tiene una responsabilidad sobre la tierra. Como hijos de Dios necesitamos comprender que debemos ampliar el sitio de nuestra tienda, sacar las estacas y ensancharnos, para salir de las cuatro paredes del templo y la religión, y comprender que Dios no solo quiere sacerdotes, él también quiere reyes que gobiernen con justicia sobre la tierra.

Romanos 8:19-21  Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.

Entender y hacer esto es vital, porque la tierra misma desea que esto ocurra, porque solo son los hijos de Dios los que pueden darle la libertad y sanidad que toda la creación necesita. Necesitamos manifestarnos como hijos no solo en un templo, sino que en toda la tierra. Debemos comprender que esa es nuestra responsabilidad, porque Dios no habita en templos hechos por los hombres, él es Rey sobre la toda la tierra.

Hechos 17:24  El Dios que hizo el mundo y todo lo que en él hay, puesto que es Señor del cielo y de la tierra, no mora en templos hechos por manos de hombres

Por lo tanto, nuestra responsabilidad no está solo en un templo, o en una denominación, está por todo lugar que pisa la planta de nuestros pies, está por los lugares en los que vivimos, en los que trabajamos, en los que estudiamos, está en mi ciudad, está en mi nación, está en las naciones de la tierra que son herencia de los hijos, y como hijo tengo derecho a poseer hasta los confines de la tierra.

Salmos 2:7-8  Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra.



Angelo Palomino
Hijo del Altísimo