sábado, 9 de marzo de 2013

La fuente de lo nuevo




Lo nuevo siempre tiene como fuente lo espiritual, lo nuevo de Dios siempre tiene como fuente el cielo, pues en la tierra, en lo natural no hay nada nuevo. No hay nada nuevo debajo del sol. Lo sorprendente de Dios siempre será algo extraordinario que será difícil de creer pues será extraño, ya que nadie lo ha visto, ni oído ni ha subido a corazón de hombre, eso es lo Dios tiene preparado para quienes lo aman.  Es aquella dádiva que desciende de lo alto, del padre de la luces.

Al respecto la escritura nos habla de dos voces: La voz del conocimiento (de Eclesiastés) dice que no hay nada nuevo debajo del sol todo lo que será ya fue, y la voz profética (de Isaías) la cual proclama que si hay algo nuevo, asociado a la luz, una luz que sobre pasa a la del sol.

Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír. ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol.
Eclesiastés 1: 8-9

He aquí se cumplieron las cosas primeras, y yo anuncio cosas nuevas; antes que salgan a luz, yo os las haré notorias.
Isaías 42: 9

Son voces que a primera vista parecen controversiales, No obstante no es así necesariamente, pues ciertamente lo que está bajo el sol no presenta nada nuevo, pero sobre el cielo si lo hay. Es decir la tierra, que está bajo el sol, funciona en base a ciclos establecidos donde nada nuevo hay. No obstante sobre esta, encima del sol es en donde se encuentra el foco de la visión profética, la cual anuncia lo nuevo, a través de esta es posible observar mas allá, más arriba de la estrellas más cercana al planeta y ver lo que saldrá a luz, es decir lo que se está gestando encima de nosotros, para luego ser revestidos de aquello.

Por esta razón lo profético está relacionado fuertemente con las alturas, como la visión del águila. Los pensamientos del Altísimo son diferentes y más altos que los pensamientos humanos, su diferencia radica básicamente en su origen o punto de referencia: el cielo.

Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.
Isaías 55: 8.9

Son los pensamientos de Dios los que se van mostrando a través de la palabra profética (aunque por cierto también los deseos profundos del corazón de Dios). Lo nuevo que está siendo gestado sobre el cielo es anunciado por la voz profética que es logrado por medio de su habilidad de ver y escuchar lo que está sobre el sol, es decir sobre esa dimensión natural.

Por esta misma razón es que Dios debe posicionarnos en los lugares celestiales pues sino no ocurre ese cambio estaremos atados a una sabiduría humana y terrenal, con todos sus consecuentes  límites. Es en los lugares del cielo en donde se encuentran las habitaciones de mayor y más elevado conocimiento, lugares de sabiduría, de entendimiento y revelación.

Aun Eclesiastés en medio de lo terrenal pudo observar que los oídos y los ojos no se sacian al ver lo repetido y nada original que se produce debajo del cielo. Pues los ojos y los oídos esperan ver y oír algo más, algo que aun no se conoce, pues:

Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman.
1 Corintios 2: 9

Estas son las cosas que se esperan por ver y oír, aquello que aun no desciende. De esto se desprende el hecho de que el profeta Isaías luego de haber entendido lo nuevo (cap. 42) cuya fuente esta en el cielo, declarase lo siguiente:

!!Oh, sí rompieses los cielos, y descendieras, y a tu presencia se escurriesen los montes, como fuego abrasador de fundiciones, fuego que hace hervir las aguas, para que hicieras notorio tu nombre a tus enemigos, y las naciones temblasen a tu presencia!! 
Isaías 64:1-2

Un aspecto complejo en este asunto es que lo nuevo al ser tal presenta la dificultad de ser difícil de aceptar y creer, porque no solo debe pasar la prueba de aquellos ojos y oídos que prefieren quedarse con lo antiguo, si que además debe saber como desligarse de lo falso y mostrar su auntenticidad y genuinidad respecto a su origen en el Padre.


Cuando lo nuevo aparece, siempre brotará lo falso para devorar lo anterior. Las serpientes de Faraón intentarán consumir la serpiente de Moisés, pero la esperanza está en que esta última triunfará. Lamentablemente la imitación no acaba ahí.

Mirad entre las naciones, y ved, y asombraos; porque haré una obra en vuestros días, que aun cuando se os contare, no la creeréis.
Habacuc 1:5

Porque Jehová se levantará como en el monte Perazim, como en el valle de Gabaón se enojará; para hacer su obra, su extraña obra, y para hacer su operación, su extraña operación.
Isaías 28: 21

Cuando lo nuevo descienda espero que no solo seamos capaces de reconocerlo, sino también de traerlo. En gran medida esto dependerá de nuestros oídos, y de nuestra visión.

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