sábado, 9 de marzo de 2013

Creando fiesta y gozo





Para el Reino de Dios la fiesta es una prioridad.
Dentro de las distintas obras de amor que Dios opera en el hombre gracias a su misericordia una de las más importantes, y  que de hecho constituye una prioridad para el Reino de Dios al establecerse en el hombre es “la fiesta”. Esta prioridad es observable en las acciones de Dios; respecto a Israel, la primordial razón para que este fuese liberado del yugo de Egipto era que este pudiese celebrarle fiesta.
“Después Moisés y Aarón entraron a la presencia de Faraón y le dijeron: Jehová el Dios de Israel dice así: Deja ir a mi pueblo a celebrarme fiesta en el desierto”.
Éxodo 5:1

Un segundo ejemplo trata de la obra del Espíritu Santo, el cual opera en poder en el creyente para traer libertad a los cautivos (Isaías 61), pero junto con eso plantea un intercambio, entre la angustia experimentada por el hombre y una entrega de “manto de alegría” y “oleo de gozo” por parte del Espíritu.

A ordenar que a los afligidos de Sión se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya.
Isaías 61:3

Además también pueden considerarse cada una de las notorias conmemoraciones judías las cuales tenían el carácter de celebración o fiesta. Ahora bien, esto se extiendo también hacia el Nuevo Testamento.
Una de las parábolas más conocidas es la del “hijo prodigo”, en esta historia la primera acción del Padre al recibir a su hijo es ordenar su restauración y preparación de una fiesta por su regreso.

Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse. Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas.
Lucas 15: 22-25

Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.
Lucas 15: 31-32.

Por otro lado, Jesús realiza su primer milagro precisamente en un lugar de celebración, en una boda, y específicamente en el espacio de la fiesta de tal matrimonio, es decir mientras todos bebían. Este es el momento en que escasea el Vino (símbolo de gozo), ante esto Jesús realiza su primer milagro público convirtiendo el agua en vino dando sustento y extensión a la fiesta correspondiente al matrimonio.

Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo, y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora.
Juan 2: 9-10

La fiesta es por tanto una prioridad dentro del Reino y la obra de Dios. Dentro de los pasajes expresados puede observarse un patrón de conducta de Dios respecto al tema de la celebración y del regocijo; donde no hay fiesta Dios la pone (como en el caso de los Israelitas oprimidos en Egipto o la vida del hijo prodigo) y allí donde ya hay fiesta (como en el caso de la celebración de la boda) Dios pone mayor y mejor gozo que el anterior.

Tanto la fiesta, como el gozo de la fiesta son prioritarios para Dios, El está interesado en cambiar la tristeza y el llanto en alegría y danza. Tan es así que este patrón de conducta En EL es parte sustancial del Reino.

Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo.
Romanos 14:17

Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad.
Gálatas 5:22

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